Un Claro Esquema Profético a la Luz de la Carta a los Hebreos

SERIE:  Denunciando los Verdaderos Detractores de la Sociedad
Vía Religiosidad  Parte XX

Análisis del Adventismo del Séptimo Día  Parte VII

En la continuación de nuestra secuela de interpretaciones Danielíticas, queremos en esta ocasión señalar la evidente y negativísima implicación que surge por causa de la mala interpretación Adventista en torno a la profecía de Daniel 8:14.  Quiero dirigirme en estos momentos al pueblo adventista para tratar de tocar la fibra íntima de los sensibles corazones de los miles y miles de hombres y mujeres de fe que militan en ese pueblo.  Mi propósito no es denunciar, por causa de un sadismo inherente a mi persona.  Mi ministerio está dedicado a Dios y su propósito de salvar las almas de este mundo y transportarlas al cielo.  Amigo adventista que puedas estar leyendo este artículo, abre los ojos, no seas hallado combatiendo a Dios.  Dice un himno que ustedes están acostumbrados a cantar:  “…Fija tus ojos en Cristo…”.

Es necesario que tú entiendas que el 1844 y el Juicio Investigador se oponen implícitamente al 31, y a nuestra completa salvación obtenida en Jesús.  Cristo, en realidad, cuando murió en el Calvario por tus pecados y los míos, pasó del lugar santo (la Tierra) al Lugar Santísimo (el Cielo), y desde ese entonces, habiendo consumado nuestra salvación, vive para interceder por nosotros.  ¿Cómo podemos sostener el paso de Cristo en el cielo, del lugar santo al Santísimo en el 1844?  Es imposible de sostener, sino por alguna teoría forzada como la de Salim Japas (que en paz descansa), que cuando le dijeron que Cristo había entrado al Lugar Santísimo, contestó que el trono de Dios tenía ruedas y que había salido del Lugar Santísimo y regresado al lugar santo, para luego en el 1844 volver al Santísimo.  Que me perdone Salim, pero aún cuando  descanse en paz, esa aseveración hay que señalarla como herejía de herejías.

La expresión que utilizó Pablo:  “…viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25) es una alusión a un hecho importantísimo, que implica que Cristo nunca salió del Lugar Santísimo y que tampoco dejó de interceder por el creyente hasta el 1844 cuando dis que comenzó el Juicio Investigador.  El apóstol Pablo nos dice que nuestra esperanza llegó “tras el velo”, que es el equivalente de decir que llegó al Lugar Santísimo.  Hablando de la esperanza que Cristo nos dejó, dice:  “La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos 6:19-20).  Note cómo se refiere al velo que divide el lugar santo del Lugar Santísimo; el sumo sacerdote era el que entraba tras el velo.

Si seguimos dando un recorrido veremos que en el capítulo 9 de Hebreos, versículos 11 y 12, dice:  “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”  Hermano adventista, no te dejes engañar, no sea que te puedas perder por una fatula enseñanza referente al 1844.  Te lo suplico con lágrimas en los ojos.  Nota que cuando Pablo escribe este libro todavía no había llegado, ni siquiera aparecido, el adventismo y su año 1844, y Pablo, inspirado por Dios, nos dice que Cristo entró en el Lugar Santísimo “una vez para siempre”, y esa expresión indica que no se puede aplicar movimiento ni de salir del Lugar Santísimo hacia el santo, ni de entrar al Santísimo en el 1844, porque ya lo hizo, y obtuvo eterna redención.

Seguimos repasando el libro de Hebreos:  “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.  De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” (Hebreos 9:24-26).  Se pretende decir que hay una diferencia entre el santuario, figura del verdadero, y el verdadero, sin embargo, lo que se nos explica es que Cristo entró en el cielo mismo, que es el Lugar Santísimo.  En el cielo no hay lugar santo, el lugar santo es la Tierra, y específicamente, Palestina.  Vuelve Pablo a repetir al final de estos versículos su énfasis de “una vez para siempre”.¡Y qué similitud la de Hebreos 9:26 con Daniel 9:24, que dice que Cristo quita el pecado!  ¡Parece ser que estamos interpretando bien!

Continuemos:  “y diciendo luego:  He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.  En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.  Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:9-14).  Amigo lector, no hay mucho que comentar en torno a estos pasajes que se explican por sí mismos, pero sí quiero puntualizar una expresión que utiliza el apóstol Pablo para destruir el adventismo:  Nota cómo la expresión:  “se ha sentado a la diestra de Dios” es una acción en pretérito perfecto, no es que se va a sentar en el 1844, ni que salió después del 31, es que se ha sentado hasta que venga el juicio final, asunto que está claramente expresado, cuando dice:  “hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies”.

Señalemos ahora los versículos que van del 19 al 22 del capítulo 10 de Hebreos: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”  No quiero abundar palabras, simplemente quiero decirte que Pablo desde sus tiempos sabía que ya estaba abierto el acceso hacia el Lugar Santísimo, observa con la certidumbre que nos habla de que ya podemos entrar con toda confianza, sin mala conciencia, porque nuestros pecados fueron colgados en la cruz.  Nota, adventista, que el esquema que ha hecho el adventismo y la Sra. White, del 1844, pretende cerrarte ese acceso y decirte que hasta que no termine el Juicio Investigador no tienes seguridad en la salvación.  Es decir, que Pablo te da el acceso desde el 31 mismo al Lugar Santísimo, pero tus líderes lo cierran hasta el 1844.  Llevan 1,813 años cerrándolo.  ¡Qué casualidad!, ya mucho antes habían cerrado la puerta de la gracia y ahora repiten la historia con un nuevo esquema.  ¿Casualidad o satanismo?  La Sra. White representa “el mismo perro con distinto collar”.  ¿De quién proviene entonces la Sra. White, de Dios o del diablo?  Yo no tengo dudas, ¿las tienes tú?  Lo mismo hizo el catolicismo al hablar de gracia infundida.  Por consiguiente, repetimos que eso hace del adventismo un baluarte católico de primerísima línea.

No permitas, querido hermano, que te conduzcan a ignorar a Cristo y su obra redentora, que consistió en la entrega de su alma y el destrozo de su carne para salvarte. ¡Deténte!  No pisotees la sangre de Cristo por los dichos de una mujer caprichosa con un gran desajuste emocional que la llevó dis que a ver unas cosas realmente antibíblicas y provenientes de un espíritu extraño.  ¡Detén el paso, por Dios, y no la sigas!  Lamentablemente tengo que ser franco con ustedes, tengo que decirles que la Sra. White fue un demonio encarnado, una alta oficial de Satanás, pues no pasa la prueba bíblica, y así te lo estamos demostrando en estos estudios.  También a ella (la Sra. White) le aplicamos el veredicto de:  “Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble” (Apocalipsis 18:6).

Así como Roma echó la verdad por tierra y detuvo el continuo sacrificio (o la intercesión de Cristo), la Sra. White ha transmutado la verdad del Evangelio y habló distorsionadamente de una salvación por obras, deteniendo de ese modo la validez y consumación salvífica que el Evangelio implica.  Es este horror el equivalente romano de echar la verdad por tierra al colocar la base de nuestra salvación en el comportamiento “impecable” de los hombres.  Analicemos esta cita de ella:

“El apóstol Santiago declara que la sabiduría que desciende de arriba es ‘primeramente pura’.  Si se hubiese encontrado con aquellos que pronuncian el precioso nombre de Jesús con labios manchados por el tabaco, con aquellos cuyo aliento y persona están contaminados por sus fétidos olores, y que infestan el aire del cielo y obligan a todos los que les rodean a aspirar el veneno, si el apóstol hubiese entrado en contacto con un hábito tan opuesto a la pureza del Evangelio, ¿no lo habría acaso estigmatizado como, ‘terreno, animal, diabólico’?  Los esclavos del tabaco, pretendiendo gozar de las bendiciones de la santificación completa, hablan de su esperanza de ir a la gloria; pero la Palabra de Dios declara positivamente que ‘no entrará en ella ninguna cosa sucia’.” (El Conflicto de los Siglos de Elena G. de White, pág. 528.)

¿Qué pretende esta señora al decir que somos inmundos y contaminados, si no es desalentarnos a los fines de que olvidemos la esperanza que nos da el noble Jesús?  ¿Pensará ella acaso que la nicotina de un fumador está más contaminada que los desechos fecales de un ser humano?  ¿Significaría eso, entonces, que ella está perdida por sus desechos?  ¿O acaso piensa que el contenido de sus desechos es de flan de vainilla, y la eliminación de sus riñones constituye un vino europeo de alta calidad?  ¡Ignorante!  Es evidente que lo que ya está contaminado no puede contaminarse más.  Si por la nicotina se pierde el hombre, por su excremento se súper perdería.  De manera que se está autodescartando de la salvación, porque es obvio que ella estaba muy contaminada cuando escribió estos comentarios como todos los hombres corrompidos que han vivido en este mundo.

Sabemos todos que “no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10).  Sabemos todos, también, por la Palabra, “que la carne está enferma” (Isaías 1:5-6).  Y sabemos, además, que somos todos viles y malos; el cuerpo en su naturaleza nos lo dice, la fetidez de nuestros desechos, las enfermedades que nos sobrecogen, y todo lo que gira alrededor nuestro en este siglo, evidencia nuestra condición de pecadores e inmundos.  No es necesario que coloque en nosotros, esta afectada mujer, de continuo el desaliento.  Admitimos lo que somos, pero la promesa de Jesús nos dice que seremos semejantes a Él, que ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos una transformación, y que como consecuencia de esa transformación podremos lucir unos cuerpos semejantes al de Él, y muy propios para el ambiente celeste.  La promesa bíblica es que cuando ascendamos al cielo ya no seremos inmundos porque la carne y la sangre no pueden heredar el reino de los cielos, ni lo inmundo puede heredar lo limpio, ni la corrupción puede heredar la incorrupción.  Sin embargo, dice el apóstol de los gentiles que “esto será vestido de inmortalidad” (1 Corintios 15:53).  No es que ahora vamos a limpiar nuestros cuerpos por dejar de tocar esto o dejar de comer aquello, la transformación corporal será una realidad objetiva aparte de lo que comamos y vistamos y aparte también de nuestras circunstancias presentes en las que hemos caído por el pecado de Adán.  Es conocido por todos que ella misma (la Sra. White) nunca dejó de comer carne de pato, así lo declararon sus más íntimas amistades.  Pablo dice que te ejercites para la piedad, porque el ejercicio corporal para poco aprovecha, pero el ejercicio piadoso tiene beneficios en esta vida y en la eterna.  Es evidente que la Sra. White contradice las Palabras de nuestro gran Maestro, el Cristo, cuando dijo:  “¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?  Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.  Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones…” (Mateo 15:17-19).  Y yo añado:  Y también sale del corazón contaminado la mala fe que desalienta, como obviamente es el caso de la Sra. White.

Amigo adventista, quítate la venda de los ojos.  Te repito que esta señora nunca habló en el nombre de Dios, aunque por su terminología lo parezca.  Te traeré ahora una cita más que demostrará su antievangelismo constante.  Fíjate en este señalamiento tan absurdo y categóricamente antibíblico:

“Cuando la voluntad del hombre coopera con la voluntad de Dios, llega a ser omnipotente.  Cualquier cosa que debe hacerse por orden suya, puede llevarse a cabo con su fuerza.  Todos sus mandatos son habilitaciones.”  (Palabras de Vida del Gran Maestro de Elena G. de White, pág. 268.)

¿No es acaso su expresión:  “seréis omnipotentes” el equivalente con que Satanás engañó a Eva, cuando dijo “seréis como Dios” (Génesis 3:5)?  Nótese que, indudablemente, es uno y el mismo espíritu.  El hombre en términos genéricos está contaminado, en estado de corrupción y convertido en un ser injusto, y sobre todo, destituido de la gloria de Dios.  Por lo tanto, nosotros, con todo el respaldo bíblico, proclamamos a la Sra. White desquiciada y totalmente antagónica a la Palabra de Dios.

Dios te ha enviado este catedrático, este último profeta de la historia, para que no seas engañado.  Agradécele a Dios por tal don.  Si te pierdes por seguir un adventismo católico y antibíblico, no podrás apelar a Dios, pues Dios, al igual que hizo en la antigüedad, te ha enviado otro de sus hijos para que te ayude en estos momentos finales de tanta confusión.  La Iglesia Adventista es parte importantísima de Babilonia.  Sal de ella porque te ha ayudado a forjar una mentalidad anticristiana.  No tienes excusa, no culpabilices a nadie porque el orgullo te haya llevado a rechazar asuntos tan claros.

Que Dios te ayude a comprender, son los deseos de este servidor que aquí escribe.