La Vindicación Parte 5: Continuación Los Dos Testigos de Apocalipsis 11

Vamos a dar continuación a esta serie de estudios que han sido colocados en forma sistemática para que vayamos en el desarrollo del conocimiento teniendo un panorama claro de todo lo que hemos hasta aquí probado, y lo que hemos de probar.

Como hemos mencionado, nuestro fundamento bíblico aparece en Apocalipsis 10 y 11 y otros lugares del Apocalipsis donde se señala evidentemente la realidad de mi testimonio, que es el testimonio que Jesús nos da, lo que Jesús declara en el trasfondo de Su Evangelio.  El testimonio de Jesús es el Evangelio que ejecutó en la historia; y lo que Jesús declara como temas accesorios partiendo del Evangelio, constituye los testimonios de Jesús.

La Escritura tiene muchos elementos reveladores:

  • Los profetas.  Cuando los profetas hablaron y profetizaron no existían las Santas Escrituras, no existían, sin embargo, era palabra de Dios.
  • Luego vinieron los escritos, los oráculos divinos y también era un método para la revelación.
  • Luego vino la Palabra Encarnada, Cristo personalmente, a dar sentido a todo lo que decía la profecía.  Sin Cristo, la profecía no tiene sentido; sin Cristo, la Biblia es un libro muerto: “Escudriñad las Escrituras… que ellas son las que dan testimonio de mí”, decía Jesús.  Sin embargo, si quitaras ese testimonio viviente ¿qué te queda?

Yo no niego que el Viejo y el Nuevo Testamento estén implicados en la profecía, pero no con carácter de actores. El Nuevo y el Viejo Testamento es la Revelación Escrita.  Yo hice una exégesis conforme a los dos testigos en Apocalipsis 11 (y una exégesis se hace buscando los originales, buscando distintas versiones), y todas dicen “estos dos hombres”.  Busquen ustedes también para que vean que es así, estos dos hombres.   Los dos testimonios, los dos testigos, implican una revelación escrita, pero tú no puedes echar a un lado los seres que se están señalando ahí, dos personas se están señalando literalmente.  Aquí se habla de los que predican la revelación escrita, los dos testigos que se están señalando aquí son dos hombres que predican públicamente y atormentan a los demás, esos son los que suben, como Cristo que subió, volvió y descendió, como este servidor, que va a subir y vuelve a descender como figura de Cristo.

Los Dos Ungidos en Zacarías 4

Con la Biblia se prueba lo que yo estoy diciendo. Porque en la Biblia se establece además que hay dos ungidos y uno de ellos es Cristo. Cristo es el Ungido de Dios, y vendría otro ungido que es el que habla Apocalipsis 18:1, que desciende del cielo con gran poder y la tierra es alumbrada de su gloria.  En Zacarías capítulo 4 y el versículo 11 en adelante leen así:

“Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del
candelabro y a su izquierda? Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan
las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como
oro? Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.
Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”
(Zacarías 4: 11-14)

Observe que el ángel responde: “Estos son los dos ungidos”, y es evidente que Cristo es uno de los ungidos.  Se dice que Cristo es el Ungido; se dice que Cristo es el Buen Olivo. ¿O acaso no se dice de Cristo en Romanos 11 que fuimos injertados en el buen olivo? Por lo tanto Cristo es uno de los ungidos, falta el otro.  Cristo es uno de los ungidos, Pedro lo declara cuando Cristo le pregunta: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo de Dios?”  La contestación es: “Tú eres el Cristo [que significa el Ungido], el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16) .

El aceite que vierten estos ungidos es la luz que traen para la preservación de las almas. ¿O acaso la parábola de las diez vírgenes no lo dice?  Unas tenían aceite en sus lámparas, las otras imprudentes se quedaron sin aceite o sin luz, no progresaron con la profecía.  Eso está claro como la luz del sol.  De manera que yo tengo que decir la verdad, necesidad me es impuesta.

Continuación Análisis Apocalipsis 11

Ahora, para cumplir con mi propósito de este estudio vamos a culminar el análisis de Apocalipsis 11 que comenzáramos en el estudio anterior.  Nosotros nos detuvimos la vez pasada en las lamentaciones o los “ay”, esto es, en Apocalipsis 11 el versículo 14, donde dice:

“El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto”
(Apocalipsis 11:14)

El segundo “ay” pasó.  Los ayes son calamidades humanas; calamidades que traen condenación al hombre.  ¿Y cuáles son esos dos “ay”?  Esos dos “ay” se cumplen conforme me lo declaró el Señor, y no hombre:

-Él es el primer “ay” (El rechazar de Cristo por parte de la humanidad).  De ese rechazo se tendrán que estar lamentando siempre, porque Él constituyó, y constituye y seguirá constituyendo el único nombre dado a los hombres en que pueda haber salvación, porque Él es la justicia máxima, la Justicia de Dios.  Cristo vino para cumplir con las demandas legales, de ley, que Dios exige al hombre.  Y habiendo cumplido Cristo es como si el hombre hubiese cumplido; nosotros somos salvados por representación, esto es, Él muriendo en favor de todos.

-Después viene el segundo “ay” en la historia, porque estos dos sucesos, el de Cristo y lo que va a ocurrir ahora conmigo, no ocurren simultáneamente.  Las circunstancias son iguales, pero el tiempo no es el mismo.  Uno es una figura del otro, de la realidad, porque la realidad es de carácter final, escatológica, no se le puede añadir ni quitar nada a esa realidad, sencillamente se puede recordar, conmemorar por un acto que lo recuerde, que es lo que me ha dicho el Señor que yo cumplo con.  Porque yo le he venido diciendo a ustedes que el ángel que desciende del cielo de Apocalipsis 18:1, el Señor me dijo: “Ese eres tú.  ¡Y qué casualidad!… ¿casualidad? que yo soy el que denuncio a {tooltip class=»pure_css_dropdown»}Babilonia{end-link}Cuando hablamos de Babilonia nos referimos a la Iglesia Católica. Para mayor información puede leer el estudio: Se Repite la Estrategia del «Mea Culpa»{end-tooltip}.  ¿Quién más tú escuchas?  realmente, en la esencia real.  Estamos ahora en el segundo “ay” en la historia y después de los dos, lógicamente el tercero.

Vamos a continuar el análisis partiendo del  versículo 15 del capítulo 11 de Apocalipsis, que fue donde nos quedamos:

“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían:
Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo;
y él reinará por los siglos de los siglos”

(Apocalipsis 11:15)

El séptimo, es el último de los ángeles en tocar la trompeta. De modo mi querido lector, esté pendiente de que esto ocurra.  Dice el capítulo 11 y versículo 16:

“Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios
en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo:
Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras
y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado”

(Apocalipsis 11:16-17)

Observe que se proclama a Dios como el que viene, el Dios Todopoderoso.  ¡Claro, viene en Cristo, porque Cristo es Dios; convergen dos naturalezas, convergen dos personalidades en el mismo Cristo!  De manera que este capítulo, el capítulo 11 de Apocalipsis, ha sido muy bien interpretado.

Apocalipsis 12, Satanás lucha contra la Iglesia

El capítulo 12, que sigue al 11 es muy interesante porque es un resumen de la historia de la caída del hombre, donde se nos enseña que Satanás lucha contra la iglesia en virtud de que fue el que hizo caer al hombre, es el diablo que engaña a todo el mundo durante todas las generaciones (Apocalipsis 12:9).  En ese capítulo 12 se nos narra la lucha en el cielo, donde Miguel (que no es otro que Cristo, el Cristo preexistente), arroja del cielo a Satanás con todas sus huestes y los lanza al fondo del abismo que es el fondo del mar, ahí es que está Satanás con todas sus huestes.

Apocalipsis 13, Historia de la Bestia (Poderes Eclesiásticos)

Después de esa lucha, en el capítulo 12, viene el capítulo 13 con una síntesis de la historia de la {tooltip class=»pure_css_dropdown»}bestia{end-link}Cuando hablamos de bestia nos referimos a la Iglesia Católica. Para mayor información puede leer el estudio: Manifiesto: Nuestra Tarea Profética{end-tooltip}, cómo es que los poderes eclesiásticos se han convertido en bestiales en este mundo, han deformado la verdad y ahora al fin de los tiempos se asocian en un ecumenismo de componendas humanas.  De eso trata el capítulo 13.  Y entonces viene el capítulo 14 donde está nuestra obra también; que es la obra del tercer ángel, y eso somos nosotros el tercer ángel (que es el mismo ángel de Apocalipsis 18:1, que es el mismo ángel de Apocalipsis 7:1, todos constituyen el mismo ángel).

Tres Movimientos en la Historia, Apocalipsis 14:6-9

Nosotros estamos aquí representando al tercer ángel.  Los dos ángeles anteriores fueron:

  1. Primero fue el apóstol Pablo, que fue el primero en hablar de Babilonia y hablar del Evangelio; en el trasfondo del Evangelio predicar la liberación histórica del hombre por parte de Jesús y de juicio, esas fueron las áreas de énfasis del apóstol Pablo.
  2. Después de eso vinieron los tiempos del oscurantismo, y vino Martín Lutero, el famoso monje agustino que reconoció el Evangelio y denunció inmediatamente a Babilonia.
  3. Y ahora, este servidor de ustedes que es el tercer ángel, que trae el mensaje de denunciamiento para Babilonia dentro de un contexto evangélico y de juicio final o de sellamiento.  Nuestra obra es sellar las almas de los que van a ser salvos, esa es nuestra obra al fin de los tiempos.

Vamos ahora a un versículo más que les quiero traer a la luz de Apocalipsis 14 para que ustedes vean que esta obra está marcada en la Escritura.  Dice el versículo 12:

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan
los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. 

(Esto es, los que reconocen la ley divina y tienen
el Evangelio, la dependencia en Cristo). Continúa:

“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados
de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor.
Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos,
porque sus obras con ellos siguen”

(Apocalipsis 14:12-13)

Estas son obras de alta retribución, los que pertenezcan a este movimiento y colaboren con este movimiento, tendrán alta retribución final, aunque mueran, sus obras con ellos siguen.

Los Dos Segadores con una hoz de Apocalipsis 14

Continúa diciendo el versículo 14 de este mismo capítulo 14:

“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube
uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía
en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda”

(Apocalipsis 14:14)

Nota, tenía una hoz para recoger la vendimia.  Y entonces, observa como dice:

“Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz
al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega;
porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura”

(Apocalipsis 14:15)

La mies de la tierra está madura por esta obra que estamos realizando, que va a ser abreviada en justicia como dice Pablo (Romanos 9:28), y va a trascender el mundo entero.  Por eso es necesaria mi Vindicación, porque una noticia de esa naturaleza traerá como consecuencia que el mundo entero se fije en Puerto Rico, y tú lo verás que es así.  Y luego, después de eso, viene Cristo.  O sea, el ángel que madura la mies de la tierra asciende y allá, comunicándose con Cristo, le dice: Ya aquello está preparado, ahora ve y recoge la mies.  Y noten que eso es así, dice:

“Y el que estaba sentado sobre la nube
metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada”

(Apocalipsis 14:16)

Noten este próximo versículo:

“Salió otro ángel del templo que está en el cielo,
teniendo también una hoz aguda”

(Apocalipsis 14:17)

Observe la duplicidad, también este ángel tenía una hoz aguda; por lo tanto no se puede pretender decir que Cristo es el único que la tiene, porque por su mandato, por su perspectiva, por su disposición Él ordena otro que regrese con Él a recoger la mies de la tierra.  De manera que hay dos testigos, hay dos ángeles envueltos (uno en el juicio previo a Su Segunda Venida donde Él trae su veredicto final), y esos dos ángeles regresan juntos.

Esos dos testigos que ascienden, mortifican al mundo con las verdades que predican, el mundo los pone en ignominia a ambos, el mundo se alegra, pero ambos resucitan y suben al cielo de donde vienen entonces juntos.

Orden de Acontecimientos después de Mi Regreso

De manera que el orden  de toda esta Vindicación es: Ahora me vindican, no sé el día ni la hora, pero sé que es pronto.  El Señor  me ordenó estas comunicaciones televisivas para que el mundo tenga un trasfondo antes de que yo ascienda.

Y cuando yo llegue, como yo firmé un afidávit, dejé mis huellas digitales impresas, cuando yo regrese ese documento servirá también para demostrar que soy yo, además de mi fisionomía y de mi mente con un pasado que llamamos recuerdo.

Los recuerdos del ayer estarán en mí, y yo podré dar testimonio de que soy yo.

Los que me conocen, saben que yo soy de Hatillo, Puerto Rico, nacido un 7 de septiembre, así que, tendré evidencias de más de que soy yo.  Y todos los que me conocen estarán marcando esa realidad, seré yo y nadie más que yo.

Y, entonces, cuando eso ocurra vendrá el último clamor de Dios a un mundo en caos; tendré un ministerio aproximado de tres años.

Ya el Señor me dijo que en cualquier momento sería la venida del Padre, así me dijo: será la venida de Padre.  Tampoco me dijo día y hora. No me dio una fecha, pero hay quienes no saben definir lo que es una fecha.  Una fecha es un marcamiento preciso.  Yo no estoy marcando fechas, sino temporadas.

Te estoy diciendo la verdad.  Porque yo no tengo intereses económicos ni políticos ni de ninguna clase; lo que yo quiero es cumplir con un mandato de Dios para que todos aprendan la verdad y se salven, de gracia o por gracia, de balde. Nunca me vas a escuchar a mí pedir dinero.  Eso jamás lo oirás, porque eso se llama comercialización del Evangelio, que de balde o de gracia recibiste.  Cristo, cuando vio los mercaderes en el templo los arrojó de allí, los echó porque estaban profanando el templo de Dios; y así se hace hoy día. ¡Abre los ojos, despiértate tú que duermes y te alumbrará Cristo! No necesitas ser un erudito bíblico para darte cuenta de que se está comercializando con “el Evangelio”, que tampoco es el Evangelio.

¿Qué es el Evangelio?

El Evangelio es la obra de Dios en Cristo para tu salvación y mi salvación; el Evangelio no es lo que tú haces para ganar el cielo.  El cielo no se puede ganar, se recibe gratuitamente por la fe o la dependencia en la justicia de Cristo, ese es el Evangelio, no un “emocionalismo” consistente o hablando un don de lenguas inútil.  Es claro en la Escritura que el don de lenguas fue dado para la interpretación del Evangelio, no con inutilidades.

Yo vengo comisionado por el Señor para advertirte lo que va a ocurrir con este ministerio en primer lugar, y seguirte advirtiendo las doctrinas finales (la escatología), esa es nuestra especialidad.  Todo esto en un trasfondo evangélico, esto es, reconociendo que el Evangelio todo lo juzga; si es contrario al Evangelio no sirve, pero si es armónico con el Evangelio, la doctrina es correcta.

Sigue este orden escatológico para que estés en armonía con la verdad.  El próximo estudio de esta serie de seis en torno a mi Vindicación lo titularemos: Un Juicio Previo a la Venida de Cristo.

Muchas gracias por la atención prestada. Entre tanto y hasta tanto, que Dios te cuide en su divino amor.