La Vindicación Parte 1: El Poder Realizador de Dios para La Vindicación de Luiko de Jesús como Señal de Dios al Mundo

Comenzamos una serie de programas sistemáticos  trayendo para ustedes una clara línea de pensamiento en torno a mi Vindicación.  Como ha sido anunciado: “El Profeta del 2000 habla al pueblo en torno a su Vindicación”. (El Profeta del 2000 fue como me llamó Tele Once y con gusto yo lo acepté).

Como ya es conocido del numeroso público puertorriqueño, este servidor de ustedes les ha explicado en anteriores ocasiones, que he sido notificado por parte del Señor de una Vindicación que ocurrirá en relación conmigo.  El propósito de esta Vindicación es marcar la señal de la etapa final de la proclamación evangélico-judicial al mundo.  Mi Vindicación es trascendente para Puerto Rico especialmente, pero también para el mundo entero.

El Poder de Dios

Es sabido de todos que Dios es aceptado por todas las denominaciones como el Todopoderoso. Bíblicamente hablando hay muchísimos versículos para probar ese hecho, esa cualidad en Dios: es Todopoderoso (así como es Omnisapiente, Omnipresente y otros atributos más).  Pero el atributo que nos ocupa ahora, en este instante, es que Dios es Todopoderoso. Veamos Apocalipsis 1:8 como ahí claramente se determina ese atributo de Dios:

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor,
el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”
(Apocalipsis 1:8)

Con ese versículo solo basta para entender que Dios es Todopoderoso. Noten cómo es que a la hora de aceptar que Dios es Todopoderoso se quiere limitar a Dios.  Y digo esto porque muchos proclaman que mi Vindicación “no puede ser”.  Y eso es colocar una gran limitación en Dios.  Dios puede hacerlo todo: pudo resucitar a Lázaro, pudo resucitar a su Hijo Jesucristo, ¿cómo no va a poder vindicar a una persona?

Fíjense que Moisés y Elías fueron vindicados.  No hay que marcar tanto el punto de vista del tiempo y la obra, no es ese el énfasis.  El énfasis es que tenemos que partir de una idea clara del poder Divino.  De manera que yo no estoy diciendo nada absurdo, porque el poder Divino se ha manifestado en la historia, y nosotros ¿no somos parte de la historia?  Somos parte importante de la historia porque estamos al final de los tiempos.  Si tomamos en consideración ese hecho, pues estamos entonces partiendo de una realidad clara, no dudosa ni oscura, sino clara como la luz del Sol.

Marchamos simplemente, y eso me lo ha comunicado el Señor, hacia el fin de los tiempos en esta tercera etapa judicial donde estamos enmarcados inevitablemente.  Cuando se predica el Evangelio se predica realmente juicio, porque el Evangelio no es otra cosa que la manera en que Dios salvó al mundo y cómo acogerse a esa salvación.  Esa es la predicación central de la Escritura, en torno a ese hecho central es que gira todo el andamiaje bíblico o teológico.  Como ese es un hecho histórico y central que determina si te salvas o te pierdes, la aceptación del Evangelio es aceptar la salvación que Dios te ofrece en Cristo, y el rechazo de ese método divino de salvación es auto condenarte.  Por consiguiente, hablar de Evangelio es hablar de Juicio.  En donde se presenta el Evangelio se juzga en términos de la perspectiva divina.

Ahora bien, todos sabemos que realmente para Dios no hay imposibles.  Si niegas ese hecho, estás negando una clara verdad de todas las edades en que la iglesia ha existido: Se le llama el Todopoderoso; tenlo en mente.  Por consiguiente, no puedes decir ni señalar: “eso no es así”.  Porque eso sí es así.  Estarías negando a Dios y estarías negando el poder creacionista de Dios.  Luego entonces, ¿qué  te queda si haces una negación de ese hecho?, pues te queda que creas en la Evolución y no en la Creación.  ¡Qué irónico verdad!, que muchos en aras de negar mi legitimidad estén denunciando la falta de poder en Dios.  Eso es lo que en principio se está haciendo.

De manera que te he marcado una introducción preclara; Dios es Todopoderoso.  Dios realmente puede vindicar a quien quiera, ya lo probó en la historia.  El resumen de esta primera parte es:  En términos de poder, todo esto es realizable y se va a dar.

Mi Vindicación es una Postfiguración

Vamos a cerrar esta primera parte para entrar ahora en una parte también sumamente importante.  Me refiero al hecho de que mi Vindicación es una post-figuración. Nota lo siguiente: postfiguración quiere decir posterior.  Mi Vindicación es una figuración posterior al Calvario y constituye una señal.  Mi Vindicación constituye una posterior figuración de la gesta de Cristo, una señal escatológica o final.  Ese evento trascendente y extraordinario de mi Vindicación constituye una señal al fin de los tiempos que conmemore, que lleve al mundo a mirar atrás, al centro de la historia y vea allí el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo como la única alternativa para nuestra salvación, ese es el propósito real de todo este asunto.

¿Qué es Vindicación?

¿Qué es Vindicación? Vindicación es la restauración de mi proyección estética y de mis facultades para culminar esta obra.

Recordarán, los estudiosos que han leído la Escritura, que el cordero prefiguraba a Cristo, y también recordarán que para ser un símbolo de Cristo el cordero tenía que ser sin tacha, sin mancha, perfecto en su proyección salutífera y estética, porque Cristo es perfecto.  Por consiguiente, a mí se me va a dar la oportunidad de culminar esta obra.  Y siendo que yo soy una persona de edad ya avanzada (tengo 66 años), pues para que finalice esta obra y me constituya en esa señal que les he dicho, Dios me va a devolver la edad de aproximadamente 27 a 30 años.  Esa es su promesa.  Su promesa es:

“Vas a venir acá, vas a estar conmigo y vas a regresar con tu misma personalidad
pero más joven, mucho mejor facultado y con una revelación extraordinaria
para que la grites al mundo. Tu obra, me dijo, es de trascendencia mundial.
Es un gran privilegio para ti el que se te ha concedido.”

¿Qué de particular tiene que Dios haya escogido a un hombre en Puerto Rico?, ¿cuál es la particularidad?  Si en Isaías dice que: desde lejanas islas traeré a mi pueblo.  ¿Cuál es la particularidad? A alguien tiene que escoger, y si me escogió a mí, ¿por qué tú te encelas?  Si para Puerto Rico es un privilegio que un puertorriqueño haya sido escogido para ser una figura de Cristo al fin de los tiempos.  Eso debe ser motivo de orgullo.  Sin embargo, a todos los que quieran vivir piamente en Cristo Jesús recibirán persecución, porque el mundo es antagónico a la realidad de un Nuevo Siglo de paz, de amor y de justicia, y eso lo sabemos.

Yo constituiré una señal desde el momento que Él me vindique.  Ya les he explicado lo que es Vindicación, restaurarme a una edad de aproximadamente de 27 a 30 años.

Figuras Bíblicas a través de la Historia

La Biblia está llena de figuras. Por consiguiente, es irrefutable  el hecho de que hay muchas figuras en la Escritura.  Ciro fue una figura de Cristo cuando libertó al pueblo.  El Gran Libertador es Cristo, por lo tanto Ciro se constituyó en una figura de Cristo.  Moisés cuando intercede en favor del pueblo se constituyó en una figura de Cristo.

Pero hay una persona y una obra que es la que quiero aludir en esta ocasión.  Me estoy refiriendo a la obra y la persona de Jonás profeta, que realizó una obra en relación con Nínive.  Una obra judicial celebró Jonás.  El que no aceptaba la proclamación de Jonás se perdía, y el que la aceptaba se salvaba.  Pero estaba todo el pueblo en juicio.  Si una gran parte de la población de Nínive aceptaba, pues Dios perdonaba y no lo destruía.  Leamos en el libro de Jonás lo que ocurre con Jonás para que vean como Jonás se constituyó en una señal.  En Jonás 1:17 leemos:

“Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás;
y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches”

(Jonás 1:17)

Nota, Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches: un evento prefigurativo, antes de la llegada de la realidad que había sido establecida por Dios (en torno a que su hijo Jesucristo habría de morir y haber estado tres días en el corazón de la tierra).  Noten que la prefiguración y la realidad son distintas, pero el hecho de que sean distintas (porque tiene que haber diferencia) no va en menosprecio de lo que esa prefiguración tiene que enseñarnos.  Precisamente ahora esa prefiguración de Jonás yo la utilizo para demostrar que realmente todo lo que he dicho en torno a mi Vindicación tiene lógica y tiene evidencia bíblica.

Para confirmar que Jonás era una prefigura de Cristo, vamos a leer Mateo capítulo 12; los versículos del 38 al 40:

“Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo:
Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala
y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches,
así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”

(Mateo 12:38-40)

¡Qué claro! ¿Verdad? No hay duda. Además de otras tantas figuras, como ya mencioné anteriormente, está la preeminente figura de Jonás en relación con Cristo.  Sin lugar a dudas, Jonás fue una prefigura.  Con este ejemplo nota como mi Vindicación hace sentido ¿verdad?, porque yo soy una post-figura y una señal.

¿Qué es una Señal?

¿Qué es una señal? Una señal es algo que marca una etapa.

La señal central de la historia, la más trascendente e importante es la de Cristo: Cristo muere y resurge; es crucificado, muerto, sepultado, y ahora es el Resucitado.  Cristo asciende y está a la diestra del Padre intercediendo, vive para interceder por nosotros.

Entonces, yo constituyo una señal.  Cuando yo regrese, el periodo final de predicación previo a Venida de Cristo ha comenzado.  ¡Pero qué bueno es Dios, qué maravilloso es el Señor, qué bondadoso que te trae una señal!  Y esa es una gran verdad.

Elías como Figura de la Señal Final

Quiero presentar una lectura bíblica a continuación para que veas que allí se marca realmente que en este tiempo habrá una señal.  Me refiero  a Malaquías capítulo 4 versículo 5, donde se dice:

“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”
(Malaquías 4:5)

“…yo os envío el profeta Elías…” previo a la Venida de Cristo, que es el día grande y terrible. Cuando Cristo venga, viene a celebrar juicio final; es decir, a separar las ovejas de las cabras.  Como ese es el día grande, el día del juicio final, el profeta Elías vendrá previo a esa Venida, pero no se puede entender que es que Elías va a descender del cielo.  Realmente Elías ya descendió una vez más en el monte de la transfiguración. Ahora corresponde a este servidor ascender y descender para estar presente antes de que llegue el día grande de Jehová.  Eso es lo que el Señor me ha dicho.  De manera que está impartiéndome muchas instrucciones.  No me ha dicho cuándo me voy en términos específicos de día y hora, tan solo me ha dicho enfáticamente:

“Muy pronto, tan pronto la situación o el escenario esté colocado
en la correcta perspectiva, te irás, inesperadamente,
cualquier día, en los próximos por venir”.

Te he demostrado y seguiré probando que términos bíblicos tenemos muchos fundamentos, muchísimos más de los que piensas.

Recuerda que los judíos esperaban que Cristo fuese el profeta Elías que habría de venir, y otros decían que Juan.  Realmente esos nombres lo que constituyen no es otra cosa que un profetismo en esencia. El nombre debe tomarse como el espíritu de Elías, “el espíritu profético que Elías poseía volverá a ser”.  Vuelvo y repito, Moisés y Elías ya descendieron y pusieron el fundamento para que este evento sea una realidad presente.

Quiero seguir declarando las cosas como Cristo me las ha dicho.  Eso me lo pidió como condición previa a mi partida.  Debo enseñar estas cosas al pueblo porque debo crear un trasfondo para que cuando yo regrese todo el mundo se entere de que ha regresado el que se fue, y para que yo esté enterado de cómo dejo las cosas en términos ambientales y circunstanciales.  Y entonces partiendo de esa realidad, o de ese trasfondo, comenzar la última etapa de mi ministerio que es un ministerio legítimo, indubitablemente, y vas a verlo así.