Extraterrestres a la Luz de la Revelación Escrita

Conforme a lo prometido en ediciones anteriores de Palestra Teológica, este servidor de ustedes, Luiko de Jesús, conocido como el Profeta del 2000, inicia hoy la interesantísima serie que hemos titulado: Extraterrestres a la Luz de la Revelación Escrita.  Esta serie nos traerá seguridad absoluta ante los acontecimientos finales que estamos por enfrentar.

Existen a nivel universal dos grandes principios para dar un punto de partida a los orígenes de la raza humana, a saber:  el principio creacionista y el evolutivo.  Creo en el principio creacionista firmemente, y entiendo que la Biblia es un libro indiscutiblemente fuera de lo común, y que es  probadamente la Revelación divina que el Dios Todopoderoso envió al hombre.

Somos fundamentalistas.  La Biblia ha demostrado ser un libro inequívoco, como lo prueba el hecho de que contiene más de 1,200 profecías, y un poco más de 1,200 ya se han cumplido en el tiempo, y es evidente que todas se habrán de cumplir.  Realmente se necesita ser escéptico para no creer que ese Sagrado Libro provenga de Dios.

¿Cómo es posible que no se pueda entender que las acciones interplanetarias o espaciales que se están manifestando en nuestros días son muy compatibles con la Revelación de Dios, que es la Biblia?  Eso no es casualidad.  Es una gloriosa verdad; el que ahí habla es el Omnisapiente Creador de todas las cosas que existen en el Universo.

Los hombres que creemos en el principio creacionista tenemos en la información bíblica el punto de partida que da fundamento a nuestras firmes y amplias convicciones doctrinales.  La Biblia es reconocida por millones de hombres como la Palabra de Dios; podemos declarar que el contenido de ese libro no es otro que la Revelación Divina.  La Revelación es aquello que Dios comunica a Su criatura sobre Sí mismo y los misterios que lo rodean; y lo opuesto a la Revelación podríamos denominarlo como religión.

El sustantivo religión nos llega del vocablo latín “religare”; vocablo este que lleva la idea de aquello que el hombre ata o concibe. El método religioso es el hombre buscando y concibiendo a Dios.  De modo, pues, que la revelación es el camino más seguro por ser de iniciativa divina (Dios declarándole al hombre).  A ese respecto nos dice la Escritura misma por medio del salmista: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (Salmos 119:105). Y nos dice, además, el apóstol Pedro en su segunda carta: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:19-21).

Queridos lectores de Palestra Teológica, sin lugar a dudas, el camino más seguro para nosotros también es escuchar la voz de Dios antes que escuchar a los hombres.  Por eso iniciamos hoy esta serie de estudios ovnilógicos a la luz de la Revelación Escrita, que es única fuente de señalamientos veraces e infalibles hechos por Jehová de los ejércitos.  Apreciado lector, debes darte la oportunidad de escuchar la alternativa más segura que tienes a tu disposición, que son las evaluaciones de esa temática a la luz de la Palabra Divina.  Te invitamos a que prestes atención a estas enseñanzas únicas, que posteriormente serán de una trascendencia extraordinaria.

En el contenido teológico que vas a leer, pretendemos, a la luz de la Palabra Escrita, la Biblia, establecer de forma sencilla y clara que las manifestaciones aéreas de los OVNIs y las continuas apariciones de extraños seres —con apariencia grotesca algunos, y de belleza sin igual otros— no obedecen a otra cosa que a la culminación engañosa más trascendente que jamás haya realizado Satanás y sus ángeles caídos.

Lucifer (Satanás) está viviendo en este planeta desde antes de la creación del hombre y la ordenación de la tierra.  La Biblia nos enseña que está envuelto en un conflicto de los siglos con Dios (Cristo) y, consecuentemente, con nosotros, quienes constituimos el gran amor de Dios, su más caro anhelo y sus compañeros eternos en perspectiva.

Estableceremos la relación entre ángeles, extraterrestres, OVNIs y Rapto Secreto mediante el método de claras inferencias bíblicas, precisas e inequívocas.

Dios Creador de Todo Cuanto Existe en el Universo

Dios es el Creador de todo cuanto existe en el Universo, es indudable este hecho cuando partimos de la Escritura.  La Escritura, de forma clara y sencilla, nos enseña esta gran verdad fundamental; veámoslo:  “Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” (Nehemías 9:6).  Es indudable que en el infinito espacio sideral existe una pluralidad de mundos habitados.  La palabra cielos, en plural, se refiere en la mayoría de las veces a los vastos e insondables espacios siderales.  Nótese:  “He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella” (Deuteronomio 10:14).  No podemos pensar que Dios disfrute en mundos no habitados, y que se complace en abundancia de mundos de materia inanimada.

De entre todos esos mundos habitados el planeta Tierra constituye la “oveja perdida”.  Fue a este mundo perdido que acudió Jesús el Cristo a salvar lo que se había perdido.  Es menester entender que el pecado ha sido por Dios localizado (limitado) en este planeta a los fines de que no se disemine por el Universo, habitado por los seres impecables que no se han rebelado contra Él, y que, contrario a eso, le adoran, como lo declara Nehemías:  “…los ejércitos de los cielos te adoran” (versículo 6).

Es indudable que Dios, como amoroso Padre, ha separado del armónico universo a los rebeldes pecadores.  Hablando de la creación del Universo dice la Inspiración:  “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?  […]  Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:4 y 7).  Nótese que hubo un tiempo previo a la creación del hombre cuando todas las estrellas alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios.  Es, pues, obvio que las estrellas se refieren a los planetas; y los hijos de Dios, a sus criaturas celestes o angélicas que en esas estrellas habitan.

Encarcelando a Satanás en la Tierra Dios Localizó (limitó) el Pecado

En Apocalipsis 12 se nos dice que Satanás fue arrojado y circunscrito a este planeta; veámoslo:  “Después hubo una gran batalla en el cielo:  Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.  Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:7-9).  Al leer estos versículos debemos notar enfáticamente que:

  1. Satanás está “en la tierra”.
  2. No tiene acceso al cielo o al espacio sideral; está circunscrito a este lugar.
  3. Engaña a todo el mundo (en todo tiempo).

Confirmemos lo anteriormente señalado utilizando el libro de Pablo a los Efesios para que podamos entender de un modo claro e inequívoco la veracidad de nuestras palabras.  Dice el gran apóstol:  “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).  Observemos cómo el gran apóstol nos señala que estos ángeles caídos son señores del mundo presente, y que se ubican en los aires, entiéndase, en los aires que nos rodean como mundo terráqueo.  Por consiguiente, están limitados a este Sistema Solar, pues Juan ya nos ha dicho que no tienen acceso al espacio sideral “…ni se halló ya lugar para ellos en el cielo”.  Este mundo constituye su “cárcel sin rejas”.

La Escritura llama a este planeta “el abismo”; se señala el terreno bajo las aguas del mar como “el abismo”.  El libro de Génesis nos habla de la Creación del siguiente modo:  “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.  Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz [superficie] de las aguas [las cuales cubrían el planeta].  […]  Dijo también Dios:  Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco.  Y fue así.  Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares…” (Génesis 1:1-2, 9 y 10).

Obviamente el planeta en desorden fue el abismo al cual Satanás (la serpiente antigua) fue arrojado; y cuando Dios creó al hombre, como nos señala el contexto, entonces, para ubicar a este (al hombre) ordenó la tierra y creó la luz.  Satanás vivía en un mundo de agua y tinieblas.  Y este inteligente ángel caído sigue viviendo en el fondo de los mares que, a pesar de todo, continúa siendo su abismo.  Así lo expresa Job:  “¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has andado escudriñando el abismo?” (Job 38:16).  Nótese cómo las aguas marítimas constituyen la entrada hacia el abismo (tierra debajo del mar).  “Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude” (Daniel 11:45).  ¡No hay duda!, Satanás y sus ángeles están aquí antes que nosotros los hombres, quienes fuimos sometidos a prueba en el primer Adán (a quien la serpiente antigua engañó por medio de Eva), y posteriormente fuimos salvados en Cristo —ya que a pesar de que Satanás también lo tentó en el desierto, no pudo culminar su pretensión como en el caso del primer Adán—.  El Calvario marcó el éxito del hombre y el fracaso de Lucifer.  Satanás está aquí restricto, quedando así el pecado localizado en la Tierra; y ha pretendido Satanás engañar a la raza humana en el decurso de la historia.

Hemos llegado a la conclusión de que siendo que Dios es el Creador de todo cuanto existe en el universo —entiéndase, un Creador universal y no terráqueo únicamente— nada puede ser analizado aparte de Él (de Dios).  Y siendo que la Biblia es la Palabra revelada de Dios, es básica, y yo diría que fundamental a los fines de analizar cualquier ciencia (incluyendo la genética) conocida por el hombre, ya que el hombre es Su criatura.  Es, pues, muy correcto el que acudamos a Su Revelación Escrita a los fines de comprender los orígenes, propósitos y actos culminativos de estos seres llamados “extraterrestres” que nos rodean y pretenden intervenir con nosotros.  Es, pues, a la luz de esa Sagrada Palabra que daremos seguimiento a estos estudios, los cuales finalmente nos darán a entender el futuro con precisión y seguridad.

Hasta la próxima amigos.