
«En memoria a la noble lucha de nuestros predecesores, los conocidos libertadores de la opresión romana, Saulo de Tarso, mejor conocido como Pablo, y Martín Lutero, también conocido como “el Guerrero de Dios”; el que aquí suscribe, Luiko de Jesús (Luis J. Laborde), sucesor de los antes mencionados reformadores, declara en conformidad con su misión profética lo siguiente:
1. Que el sistema Papal es antibíblico y claramente identificado como el poder bestial que habría de destrozar —teológica e ideológicamente— a la tierra (entiéndase a la raza humana). Consecuentemente, y a tenor con la profecía de Daniel, Juan señala este poder con el mote de Babilonia, la gran ciudad que ha dado a beber del vino del furor de su fornicación (evangelio de fe más obras) a todas las naciones (iglesias) (Apocalipsis 14:8).
2. Que el centro de la controversia originada el 31 de octubre de 1517, cuando Martín Lutero clavó sus 95 tesis, consistió en el modo o la forma en que Roma interpreta el principio de la justicia que es por la fe: Roma enseña que para que el hombre sea salvo debe obrar consistentemente en justicia; que esa justicia le es infundida por la gracia, considerando la gracia como una sustancia internalizada y operante en el creyente. Que Martín Lutero demostró que el hombre es justificado por la gracia de Dios que se derramó en Cristo, aparte del creyente. Por lo cual quedó demostrado a la luz de Romanos 4:1-7 que el Evangelio de la gracia gratuita había sido deformado por ese poder que es la iglesia romana, cumpliéndose así lo dicho por Daniel y Juan.
3. Que la Palabra de Dios (la Biblia) de forma clara y precisa da un absoluto triunfo a Lutero y los reformadores de aquel entonces; que nuestra lucha en calidad de reformadores durante este tiempo pretende vindicar el contenido de la Palabra que Roma ha combatido y deformado. Nuestro propósito es enaltecer a Cristo y Su justicia porque el Evangelio “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” Por consiguiente, nos vemos precisados a denunciar el catolicismo papal a la luz de ese Canon Sagrado, dejando fuera de toda consideración los dichos y concepciones atadas por los concilios romanos y toda tradición que no esté en armonía con la Palabra Escrita. Es la Biblia nuestra fundamental y única fuente de fe, doctrina y denunciamiento. Si no se nos puede probar por esa Palabra revelada nuestro equívoco, no se intente detenernos con huecas sutilezas humanas. En el debate bíblico ideológico no damos ni pedimos tregua, por consiguiente, mantendremos hasta el fin esta lucha concienciadora en la que estamos ya envueltos, habiéndonos comprometido con el Señor de la Gloria, Cristo Jesús, nuestra Justicia.
4. Que proféticamente hablando Juan ve la lucha histórica entre Roma y el remanente de Dios, narrada en Apocalipsis 14:6-10. Por consiguiente, es este un reto del Tercer Ángel directa y claramente enviado a las autoridades católicas en Puerto Rico por este movimiento conocido como La Voz del Tercer Ángel (antes La Voz de la Reforma) a los fines de que presenten públicamente las evidencias bíblicas de que vuestra concepción constituye una doctrina sana y veraz. ¡La historia se repite! Pablo, Lutero y ahora Laborde habrían de combatir el venenoso concepto de “la justicia por la fe más las obras” que ustedes establecieron y confirmaron en el Concilio de Trento para la desgracia del hombre. ¡La lucha es un mandato de Dios, por consiguiente, es inevitable!
5. Que como consecuencia de esa extraordinaria distorsión evangélica, Roma ha interpuesto los claros valores bíblicos declarados por nuestro Señor Jesucristo cuando dijo: “Id y predicad el evangelio a toda criatura…” (Marcos 16:15) Por consiguiente, es obvia dicha interposición cuando vemos al Papa y su Clero predicar consistentemente y sin alteración en torno a la perpetuación del orden seglar. Como evidencia del denunciamiento que aquí hacemos está el hecho por todos conocido de que recientemente el Papa aprobó el año de evangelismo católico (1992), confirmándolo durante su reciente visita a la hermana República Dominicana. Quedó así implícitamente evidenciado que Roma nunca antes se interesó por cumplir con las disposiciones del Maestro. De ese modo queda evidenciado su ilegitimidad eclesiástica, pues como decía el gran reformador Martín Lutero: “La iglesia está en pie cuando sostiene y comparte el Evangelio de la Justicia que es por la Dependencia en Cristo. Si la iglesia no sostiene y comparte el Evangelio, está en tinieblas”. La Voz del Tercer Ángel se hace eco del sentir de la Reforma del siglo XVI denunciando y anatematizando a Roma (véase Gálatas 1:6-8).
6. Que Apocalipsis 13:18 declara que el seis es número de hombre, y el Clero romano ha confirmado por sus concepciones filosóficas y paganas la veracidad de ese hecho. Tanto la ideología como las concepciones futurísticas del romanismo enseñan apreciaciones totalmente contrarias a la enseñanza bíblica, cumpliendo así lo dicho por Daniel profeta en el capítulo 7 y versículo 25 de su libro donde se señala que este poder destructor hablaría palabras contra el Altísimo. De ese modo acondicionó la mentalidad del hombre a los fines de que la raza humana rechace, llegando el cumplimiento de los tiempos, las instrucciones de Dios dirigidas al pueblo cristiano para que este pueda salir incólume de la gran tribulación que habrá de sobrecoger al mundo entero. El mundo es ideológicamente católico habiendo sido llevado a saturarse de ideas que constituyen un gran obstáculo para la recepción de esas finales y necesarias instrucciones. Es indubitable que ustedes han hecho una notable labor de oposición bíblica. Pasaron ya de unos hechos acaecidos en la historia —la prohibición de la Sagrada Palabra— hacia una sutil y contraria ideología adversa al pueblo de Dios.
7. Finalmente denunciamos vuestra total carencia de doctrinas escatológicas (finales). Han desolado al pueblo en términos de despojarlo de una teología necesaria para su preservación al fin del conflicto. A tal punto ha sido ese desolador hecho que ni siquiera le han informado de la cercana Venida de Cristo. Esta deformación por ustedes provocada lleva evidentemente el propósito de que Satanás pueda engañar al pueblo por medio de un movimiento que constituye proféticamente hablando la segunda bestia de Apocalipsis 13. Me refiero a esa vuestra descendencia que conocemos con el nombre de pentecostalismo, quienes siguiendo un común propósito con el Vaticano predican un falso rapto secreto que ustedes no combaten, demostrando así la íntima relación espiritual de madre ramera a hija ramera. Este señalamiento aparece también en Apocalipsis 13, donde el profeta Juan nos dice que la segunda bestia haría señales ante la primera. Si consideramos que es esta una realidad cumplida por medio del carismatismo integrado preeminentemente por católicos atraídos por el pentecostalismo, llegaríamos a la conclusión de que Roma aparejó el camino para que su hija (Iglesia Pentecostal) diese el golpe final mediante el Rapto Secreto. Esta estructura histórica de carácter engañosa constituye un golpe de desesperación por parte del señor de esas iglesias (romanas y pentecostales), quien antes fuera lugarteniente de Cristo, me he referido al príncipe de las tinieblas conocido con el mote de “la serpiente antigua” o vuestro jefe el diablo.
Nota:
Los legítimos movimientos señalados en el siguiente capítulo 14 de Apocalipsis, nunca antes se han retractado de su común propósito; Pablo proclamó: “Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad.” Lutero dijo al enfrentar la Dieta de Worms: “Yo no puedo ir en contra de mi conciencia. Si ustedes no me prueban por la palabra que estoy equivocado, ratifico mis declaraciones, independientemente, de lo que me suceda. Porque si Dios protege mi vida, nadie me la puede quitar, y si Dios no la protege, ¿para qué la quiero?” En nuestros días, Laborde dice: “La verdad está por encima de todos los hombres, no es opcional ni negociable.”
Por la autoridad que Dios nos ha conferido os declaramos herejes y os recordamos que el fin está cerca, y con el fin, vuestra ignominiosa muerte. Esperamos vuestra reacción o en su defecto la reacción del pueblo.