Concepto Bíblico en Torno a la Homosexualidad

Una de las extraordinarias enseñanzas bíblicas que podemos contemplar al evaluar la Palabra de Dios es aquella que pertenece al área de la salvación y que en terminología especializada se conoce con el nombre de soteriología.  Esta palabra proviene del término soterio que significa salvación, y logía que significa estudio.  Cuando un pueblo es rebelde y totalmente materialista (como lo son la mayoría en este planeta), se torna indiferente a la revelación divina y concibe las cosas desde un punto de vista muy humano; es decir, se independiza de Dios.  En cambio, el hombre que se preocupa por un verdadero futuro mira hacia el cielo y trata de entender y respetar a Dios, su Creador.  A mí me sorprende ver la gran indiferencia con que el mundo —y en este caso mi Puerto Rico querido— vive su vida diaria, dándole importancia a las cosas que no la tienen y siendo indiferentes con las cosas que sí la tienen.  Un mundo como el que vivimos, donde la televisión está plagada de programas chabacanos, evidencia lo que mis palabras dicen, programas como el de Héctor Marcano, Luis Vigoreaux, Silverio Pérez y otros.  Realmente es un mundo carente de valores y de educadores con principios.  Es como si en su fuero interno se burlaran de la vida, de la sociedad y de todo cuanto enfrentan a su paso; como si quisieran huir de la realidad trágica de este siglo y enclaustrarse, abstrayéndose y concibiendo un mundo particular conforme a sus propias concepciones e intereses.

Mucho se habla de la falta de amor; ahora, en estos momentos, amor significa consentimiento.  El que no consiente con cuanta pocavergüenza enfatiza un grupo, no es amoroso; para ser “amoroso” tú tienes que decirle bienvenido a todo y a todos.  ¡Qué cosa más absurda!  Vivimos en un mundo anormal, ilógico y hasta trágico.  No hay duda que el mundo está en caos.  Nada más tenemos que contemplar a nuestro alrededor; ver madres desajustadas que matan a sus hijos, ver hijos que matan a sus madres y cómo la sociedad los tipifica y hasta los entroniza.  En esta introducción a esta temática quiero exhortar a la sociedad puertorriqueña para que tome en serio aquello que realmente tiene mucha importancia.  El pueblo de Puerto Rico siempre ha sido un pueblo religioso.  Nuestros antepasados nos han dejado un gran legado e idiosincrasia para que busquemos a Dios.  ¿Por qué nos convertimos cada vez más en personas menos educadas y más livianos“…que a lo malo llaman bueno y a lo bueno malo” y marchamos en búsqueda de los valores modernos dis que porque todo es cambiante?  Los principios no cambian, deben prevalecer como punto de partida o como base enmarcando el orden social para que nuestro pueblo sea fructífero, intelectual, moral y espiritual.  Consideremos los problemas sociales con la seriedad que estos exigen, buscando en las fuentes de mayor sabiduría y credibilidad.

La verdad del Evangelio, que aparece narrada en la Escritura, y que como dice ese mismo libro, fue inspirado por Dios para la bendición de la raza humana, debe ser base o punto de partida para alcanzar el conocimiento de verdades inferentes; si quieres ser feliz debes entender el Evangelio, pues aparte de él nunca podrás alcanzar estabilidad emocional ni raciocinio.  No tengas la menor duda de que Dios es el Creador.  A los ministros evangelistas y teólogos que quieran escucharme, les digo:  Si desconocen y obvian el Evangelio en pro de estructuras administrativas que tienen como finalidad las riquezas de este mundo estarán llevando muchas almas a la perdición; en cambio, si se preocupan por entender el correcto método para la salvación de las almas, que es el Evangelio, estarán convirtiéndose en verdaderos servidores de Dios, pues esta enseñanza es el fundamento que trae fe y esperanza a toda la humanidad.  ¿Te has preguntado alguna vez qué es realmente el Evangelio?  Parecería una pregunta tonta, pero fue el punto que se discutió en la Reforma del siglo XVI.  El tiempo demostró que don Martín Lutero y otros libertadores de aquellos tiempos siempre tuvieron la razón, y que don Papa y sus seguidores, contrario a eso, siempre estuvieron equivocados, porque el Evangelio no es otra cosa que una salvación histórica, objetiva, irrepetible y completa que nos legó Jesús de Nazaret.

Es menester que distingamos entre el ajuste que las almas hacen al creer (y que son dirigidas por el Espíritu Santo a así hacerlo), y las acciones de Jesús de Nazaret en representación de los hombres que creen.  Jesús vivió una vida piadosa porque así lo exigía Dios para otorgar salvación a los hombres.  De Jesús haber cometido pecado, el hombre no tendría oportunidad ninguna de salvación.  Así de sencillo lo expresa la Escritura cuando dice en Romanos 5 que por un pecado nos perdimos y por una justicia (la de Cristo) nos salvamos (véase Romanos 5:17-18 al respecto).  Con toda sencillez continúa diciendo el gran apóstol:  “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.  Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Ro. 3:21-24).  Nótese cuán claro está que Cristo es la justicia de Dios y es nuestra redención.  Es decir, que la justicia que Dios requiere la obtuvo en Cristo y que, por consiguiente, la Escritura nos habla de una justicia obtenida que nos salva, pues se nos enseña clara y categóricamente que Cristo pagó por todos nuestros pecados (1 Co. 15:1-3).  Su obra representativa consumó la salvación para todo aquel que cree.

En el mundo de confusión en que vivimos hay personas que manipulan la Escritura porque no tienen la inspiración de Dios, y se han constituido en educadores universitarios que no pueden interpretar la sencillez de la salvación en Cristo en términos espirituales.

Recientemente leí un artículo sobre el homosexualismo escrito por un dis que sacerdote educador que aparenta utilizar la Escritura.  A “mister” Brian W. Harrison le voy a contestar como se debe hablar a un mal educador:  Usted utiliza la Escritura para decir que todo pecado es malo ante Dios y eso es cierto; el pecado de la adúltera fue tan grave como el homosexualismo, pero lo que usted no dice es que Cristo le pidió a la adúltera que dejara de adulterar después de perdonarla; y también Cristo le pide al homosexual que abandone la práctica del homosexualismo al perdonarlo.  No podemos recibir el perdón sin que se manifieste en los perdonados arrepentimiento y desarrollo del carácter como consecuencia de ese perdón.  Básicamente todo se inicia con el reconocimiento de nuestro pecado.  Mientras estemos diciendo que el homosexualismo es algo normal lo estaremos fomentando, pues es “normal” en esta esfera de pecado, pero muy anormal ante el Altísimo.

La sociedad en vez de hablar francamente y con amor a los homosexuales los pretenden consentir y decir en la entrelínea:  “Sigan con su homosexualismo porque es normal”, eso es lo que les están diciendo los mal llamados educadores de nuestro país.  ¿O es que acaso el homosexualismo no es pecado?  Pues le diré que sí es pecado abominable a Jehová.  ¿Sabe usted por qué?  Porque es un pecado que se fundamenta en el desorden copulativo.  Dios creó una mujer para la complementación feliz de los requerimientos y necesidades del varón.  Cuando dijo desde el mismo Génesis:  “No es bueno que el hombre esté solo”, sabía Dios que el hombre necesitaba una pareja.  De no haber sido así habría entonces que señalar que Dios promovió la corrupción, viéndose el hombre obligado a ejecutar ese tipo de pecado, pero al crearle una fémina para esos fines, no se puede decir que Dios dejó de propiciar la felicidad del hombre y la satisfacción de sus necesidades.  Tampoco se puede decir que Dios dejó libre al hombre para que este seleccionase su preferencia sexual, pues más bien le indicó cuál habría de ser su complementación sexual.  ¿Se imagina usted de dónde surgen las aberraciones del homosexualismo?  Mire hasta donde ha llegado el hombre por causa del pecado, ha llegado hasta la bestialidad (hombres con animales).  ¿Es posible que un hombre con suficiente intelectualidad para comprender cosas científicas no la utilice a la hora de analizar este gran problema dispersor del SIDA que es el homosexualismo?  Amamos a los homosexuales y por eso pasamos el trabajo de educar (corriendo el riesgo de ser mal interpretados) a los fines de que se acojan al nuevo orden de cosas donde el homosexualismo no existirá más, pero sí existirá el matrimonio heterosexual en una convivencia muy feliz e interminable.

Profeta del 2000 Defiende a su Hermano Jesús contra Acusaciones de Homosexualismo

Siendo que somos aceptados por un Salvador como Cristo, quien constituye la justicia de Dios (entiéndase la justicia que Dios espera ante Su ley), tendremos, por fuerza mayor, que aceptar que este Hermano (Jesús) —señalado como la justicia de los siglos en el libro de Daniel, capítulo 9 y versículo 24— nunca tuvo pensamientos homosexuales y mucho menos ciertos rasgos de esa naturaleza.  El mundo ha ofendido mucho a Aquel que es causa directa de que tengamos esperanza.  Personas inescrupulosas, soberbias, enaltecidas y apartadas totalmente de Cristo, quien es el hombre más valiente que ha dado la historia, lo vejan y lo pretenden destruir.

Cristo es considerado por el profeta Isaías como el siervo de Jehová en quien Su alma (la de Dios) tiene contentamiento (véase Isaías 42:1); Pablo, además, lo llama “la justicia de Dios”.  Estos dos hombres inspirados por Dios jamás podrían haber dicho algo tan categórico como esas declaraciones si no fuese porque Cristo era todo un Señor y hombre valiente.  Noten estos pasajes:  “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones […] heredarán el reino de Dios” (1 Co. 6:9-10).  Note el amigo lector la sencillez de la Palabra de Dios:  No solamente los homosexuales prácticos no entrarán en el reino de Dios, sino que tampoco entrarán los afeminados o los que se proyectan como homosexuales, aunque no lo sean en la práctica, por aquello de que la apariencia de pecado es pecado delante de Dios.  ¿Cómo, pues, es capaz de decir la señora Mary Rivera que Cristo tenía tendencias homosexuales, cuando Cristo es el Señor del Reino de los Cielos y quien no quiere allí ni a los afeminados ni a los que se echan con varones?  Esta señora, una bisexual confesa, debería ser más prudente ante Dios para que por su propio bien evite que la condenación de Dios venga sobre su cabeza.  (Usted no tiene idea de la magnitud de su pecado, ha llegado al extremo que ha pretendido dejarnos sin Salvador por estar en favor de sus intereses de carácter bisexual.  ¡Qué barbaridad!)

¿Defensora de los derechos humanos usted?  ¿Y dónde están los derechos del ser humano que se llamó Jesús de Nazaret que usted ignora y le arrebata?  ¿Defensora?  Más bien avasalladora y arrebatadora de los derechos del hombre más ilustre que ha dado el mundo.

Muy contrario a su visión bisexual, señora Rivera, Cristo fue un Señor con carácter, a quien no se le podía mirar a los ojos, como lo declara Publio Léntulo, gobernador de la Judea, en su perfil histórico “El Retrato de Jesús” que a continuación presentamos.  Al lector de dicho documento histórico le decimos:  Note mediante ese testimonio ocular la férrea personalidad de nuestro Señor, quien por nosotros fue capaz de cargar una pesada cruz que ningún enclenque afeminado podría cargar.  Cristo fue un ser humano muy fuerte, Su profesión de carpintero con toda seguridad que hizo de Él un portento de fortaleza.  Echó con mucha facilidad a los mercaderes del templo azotándolos, y eso no es de afeminados, sino de un hombre con una fortaleza increíble y una determinación inquebrantable.  De Cristo haber sido un hombre con tendencias homosexuales hoy día estaríamos sin Salvador, pero gracias a Dios que Él mereció dos extraordinarios títulos por Su comportamiento representativo en la tierra, a saber:  el Salvador del mundo, y Rey de reyes y Señor de señores.  Note la connotación que tiene ese título de Señor de señores, no fue señor de afeminados, sino de señores o reyes.  Así que, mucho cuidado doña Mary que no está usted hablando del vecino, sino de su Creador.  Le recomiendo un poco de enjuague bucal con “Listerine” antes de pronunciar palabras ofensivas a nuestro Creador y Señor Jesús, quien es objeto de la fe de todo un pueblo que se llamó Boriquén.  Perdone mi radical oposición a sus palabras, pero Jesús es mi hermano mayor y yo vine a este mundo a revelar la Palabra de Dios y a recordarles que Jesús murió por nuestros pecados.  ¡Muy valiente mi hermano mayor a quien admiro y respeto con todo mi corazón!  Y nunca callaré ante ofensor alguno que pueda levantarse en contra de nuestro Salvador.  Con sinceridad le digo que usted ha cometido un pecado cuasi imperdonable del que algún día tendrá que arrepentirse públicamente, pues así lo cometió, ante la tele-audiencia.

El mayor problema que vemos en todo este asunto es la liviandad con que se está enfocando el mismo.  Yo no resiento ni odio a mis amigos seglares que viven con esa condición homosexual, pero jamás les podría ayudar ni demostrar aceptación como personas si les escondo la verdad y les estimulo a que sigan ese derrotero, eso sería engañarlos.  Ama más el que se atreve a decir la verdad que aquellos que, como ustedes, “doran la píldora” y consienten y estimulan tales prácticas, porque nadie se atrevería a negar que en la entrelínea les están diciendo: Independientemente de que seas homosexual Dios te ama”.  No niego el amor de Dios por todos, pero Dios salvará a los pecadores arrepentidos y no a los pecadores prácticos.

Y para aquellos que se la pasan sacando textos fuera de contexto, les digo:  Dios destruyó a Sodoma y a Gomorra por ese tipo de relación pervertida del homosexualismo.  Ese juicio divino contra Sodoma constituye jurisprudencia para todos los tiempos por ser un asunto de principios.  Ya lo dice la narración bíblica, los hombres de aquel entonces preferían violar a los ángeles antes que a las hijas de Lot (Génesis 19:4-9), de ahí el nombre de sodomitas.  ¿Cómo puede una persona ser tan pretenciosa ante tan claras evidencias, tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento?, enseñanzas estas que son más claras que la luz del Sol.  ¡Qué pretensiones tienen algunas lesbianas y homosexuales de negar la verdad porque esta va en contra de sus intereses personales!  Noten la artimaña y el sonsonete:  Amaos los unos a los otros.  Cristo sí nos insta a amarnos, pero no existe el amor aparte de la verdad, son inseparables; lo que sí existe aparte de la verdad revelada es odio, resentimiento y perversión.  Son ustedes, los sofistas promotores de ese pecado mortal, los que no aman, bajo ningún concepto, a sus semejantes y les quieren privar de la vida eterna.  Además, el amor bíblico es puro y no busca lo suyo, como dice el apóstol en Primera de Corintios 13.

A pesar de sus pecados puedo decir que los amo y quiero el mejor estar para ellos, por eso los educo en torno a la verdad.  Para Cristo justificar a un hombre tiene el hombre que responder con el arrepentimiento de sus pecados; si no se arrepienten de sus pecados van para el infierno.  Y no es cuestión de venir ahora a señalar que la sociedad está corrompida, como dice Brian W. Harrison, porque sí lo está, pero es menester entender que para la salvación se requiere arrepentimiento, depender de Cristo y de Su obra en términos jurídicos, y evidenciar que nuestra fe es legítima, ubicándonos en el camino de la obediencia relativa.  El pecado hay que reconocerlo, identificarlo y abandonarlo como evidencia de que nuestra fe en realidad es legítima.  Por el contrario, de no seguir ese procedimiento, nuestra fe es mera presunción.  Mi querido hermano homosexual:  Cree en Jesús, abandona tu camino, porque para Jesús es un camino aborrecible y de desorden, procede a salvarte arrepintiéndote.  El fin del mundo está cerca.  Yo te intimo para que por amor a ti mismo, te salves y ayudes a otros a alcanzar la salvación.  Vaya este consejo con amor limpio y fraternal hacia ti de parte del Profeta del 2000, Luiko de Jesús (L.J.L.).

En esta sección el Profeta del 2000 envía un documento histórico de Jesús de Nazaret que obtuvo cuando fue miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y que conserva como evidencia del carácter y proyección de su querido hermano mayor Jesús, según nos declara:  “Vaya este documento para todos, pero en especial para aquellos que reclaman un Jesús afeminado como la señora Mary Rivera y muchos otros, a los fines de que se documenten y tengan mejor criterio cuando vayan a hablar de mi hermano Jesús.”

El Retrato de Jesús

Publio Léntulo, gobernador de la Judea, tuvo la dicha de ver a nuestro Señor Jesucristo en los días de su vida pública.  Envió a César el retrato del Salvador descrito a continuación:

«He sabido, ¡Oh César!, que deseabas datos respecto aquel hombre llamado Jesucristo a quien el pueblo considera como Profeta y sus discípulos como Hijo de Dios, Creador del cielo y la tierra.  De hecho, César, todos los días se oye contar de él cosas maravillosas.

Para ser conciso, sólo te diré que resucita a los muertos, y sana a los enfermos.  Es un hombre de estatura mediana, cuya fisionomía expresa a la vez mansedumbre y una tal dignidad que no se le puede mirar sin amarle y temerle al mismo tiempo.

Sus cabellos, hasta la altura de sus orejas, tienen el color de las nueces maduras, de allí hasta los hombros son de color castaño claro y brillante, están divididos por una raya según la costumbre de los nazarenos.  Su barba, del mismo color del cabello, es crespa; aunque corta, se divide en su mitad.  Sus ojos, severos, tienen el brillo de un rayo de sol, nadie puede mirarlos de frente.
Cuando reprende, inspira temor, pero luego se pone a llorar.  Hasta en sus rigores es afable y bueno.  Dicen que nunca se le ha visto reír, por el contrario, derrama lágrimas a menudo.

Sus manos son hermosas, así como sus brazos.  Todos hallan su conversación agradable y seductora.  Se le ve raras veces en público, cuando aparece, preséntase con suma modestia.  Su porte es distinguidísimo.  Es hermoso.  Por otra parte, su madre es la mujer más hermosa que se haya visto en este país.

Aunque jamás ha hecho estudio alguno, conoce todas las ciencias.  Anda con los pies descalzos y la cabeza descubierta.

Mucha gente ríe al verlo de lejos, pero luego que se encuentran con él, tiemblan y lo admiran; los hebreos dicen que nunca han visto un hombre semejante a él, ni escuchado enseñanzas como las suyas.  Muchos creen que es Dios, otros afirman que es enemigo suyo, ¡Oh César!  Esos malos judíos me molestan de todas maneras.

Dicen que nunca ha contristado a nadie, sino que se esfuerza, por el contrario, en hacerlos felices a todos.  Si quieres conocerlo, ¡Oh César!, como me dices y me lo escribes otra vez, házmelo saber y te lo enviaré.

La gracia brilla en su frente, la bondad en todas sus palabras, la nobleza en su porte, la corrección en todas sus maneras.  Es, sin duda, el Maestro irreprochable que Dios envía a los hombres para enseñarles con su ejemplo, aun más que con sus palabras, la verdad y la virtud.»

El original de este documento se encuentra en la Biblioteca de R.P.R. Lazaristas de Roma.