
Dijo Cristo, humildemente, orándole al Padre: “…Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Sin embargo, el soberbio Papa de Roma, Juan Pablo II, exigió mediante un ayuno y una continua protesta que se evitara esta guerra que recién ha comenzado. Es este señor un ignorante voluntarioso, desconocedor de la profecía bíblica. Yo os dije en nuestra anterior edición de Palestra, que la guerra es inminente y profética, y helo ahí. De manera que así como acerté en torno a Douglas Marti, Raschke, y otros, también acerté con esta guerra; el Papa desacertó y yo acerté. La Biblia dice que si lo que el profeta dijere no se cumple, no habló en nombre de Dios (Deuteronomio 18:22). Lo cual implica que por el método del antonismo podemos señalar que si lo que el profeta dijere se cumple, habló en nombre de Dios. Por consiguiente, entre el Papa y yo, ¿quién es el verdadero profeta?, ¿él con sus presunciones y desaciertos o yo con mis aciertos? Este servidor, Luiko de Jesús, ha sido declarado por Cristo como Su hijo prexistencial y último catedrático de este mundo.
El Papa pide y pide, y no se le concede; si ora por la paz, no hay paz; si ora por la satisfacción de las demandas de los pobres en el mundo, aún estos siguen sin la satisfacción de sus necesidades; y nada de lo que él reclama es concedido. ¡Si el bienestar del mundo dependiese de las oraciones del Papa seríamos el más grande fracaso que jamás haya existido! Es obvio que el Papa no es escuchado por el cielo, y es obvio, además, que el mundo no va a cejar en sus efectos llenos de injusticia y pecaminosidad. Hay un versículo bíblico que citamos en este momento que reza así: “…Paz, paz; y no hay paz” (Jeremías 6:14); y hay otro que dice así: “…cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina…” (1 Tesalonicenses 5:3). Ya os señalé anteriormente que hablar de paz en el orden social presente es engañar a la sociedad, y es eso lo que hace el Papa de Roma, pues sabe él que en un mundo donde sus integrantes son pecadores y ególatras por naturaleza (conforme lo declara la Escritura) nunca habrá paz. La paz es un don que llegará cuando el mundo sea restaurado por Cristo y tengamos cielos nuevos y tierra nueva, y la naturaleza del hombre también sea transformada en una de carácter impecable. Por esa perspectiva futurista es que deberíamos estar orando, y no por salvar este mundo. La paz de la cual habla el Papa ya he señalado que es destructiva, porque coloca al hombre a poner su esperanza en un mundo en caos, apartando su mirada del cielo. Sin embargo, el consejo divino es que coloquemos nuestra atención y esperanza en el reino que preside Cristo y que no es de este mundo.
Os advertí que la guerra es profética e inevitable y que Cristo la está esperando porque se van a comenzar a cumplir las profecías necesarias para culminar con este mundo lleno de maldad, y establecer el Nuevo Reino de Justicia, Paz, y Amor. A católicos, adventistas, pentecostales y musulmanes les digo: Acostúmbrense a escucharme si quieren salir bien, pues realmente he sido designado por Dios para sacar a Su pueblo (el Israel espiritual) de la confusión y reunirlo para el restablecimiento eterno.
Felicito de todo corazón en el nombre de Dios, al Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, pues este, nuestro Presidente, lo que ha hecho es escuchar la voz de Dios. Hace ya algún tiempo el Señor me dijo: “Luiko, todo lo que te he dicho que va a ocurrir y todo cuanto he predicho en la Escritura se cumplirá inminentemente. Tú, en calidad del tercer ángel, has sido constituido como el segundo testigo de Apocalipsis 11, la señal de Isaías 11:11-12 y de Isaías 66:18-19. Es obvio, además, que cuando dijiste que Ciro era una figura de George W. Bush hablaste con suma veracidad, no te equivocaste.”
El fin ha comenzado a viabilizarse. Vamos ahora, pues, a unos comentarios más detallados en el siguiente artículo que hemos titulado: La importantísima participación de Estados Unidos y su Presidente en la Profecía.
La Importantísima Participación de Estados Unidos y su Presidente en la Profecía
La guerra que recién ha comenzado entre los Estados Unidos y los reyes de Oriente es una de carácter profético. En el libro de Apocalipsis se declara que: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas” (Apocalipsis 16:12-13). Estos versículos se refieren a tres espíritus inmundos o demonios. Son tres, y es nuestro deber, en primera instancia, identificar qué son o a quiénes se hace referencia en este planteamiento bíblico. La característica básica que tenemos en este planteamiento es la de que son “brincoteros” como ranas. Para finales del siglo XIX surgió en la nación norteamericana un movimiento llamado pentecostalismo, que se distingue, precisamente, porque sus integrantes constituyen adoradores muy pero muy “brincoteros”. Por causa de este aspecto básico y fundamental a los integrantes de esa secta les llamamos carismáticos.
Es conocido por todos que también en el catolicismo el carismatismo se ha desarrollado a pasos agigantados. Tan es así, que católicos y pentecostales se han venido uniendo y distinguiendo por ese elemento que es común en ambas denominaciones religiosas. De manera que católicos y pentecostales se distinguen por su actitud “brincotera”, como ranas. Hay así dos de los espíritus identificados por sus movimientos, tal y como lo señala la profecía. El tercer espíritu en poseer esa característica (brincar como ranas) en su fase adorativa es sumamente fácil identificarlo, pues es, evidentemente, una referencia al estilo de adoración que poseen los musulmanes o mahometanos; no hay duda.
Hemos identificado a los tres espíritus de demonios señalados en la profecía de Apocalipsis 16:12-13, y hemos dicho anteriormente que el secamiento del río Eufrates es una expresión figurativa que connota la disminución del petróleo en la Palestina, donde yacen los pozos petroleros más grandes del mundo. Es muy evidente que estos pasajes se refieren a esta guerra entre Estados Unidos e Irak, pues al determinar el lugar de ubicación, señalado por la expresión “el gran río Eufrates”, obviamente se está apuntando hacia Irak y su tramposo rey Saddam Hussein, pues todos sabemos que el río Eufrates está ubicado en los linderos de Irak.
Ya vimos en la primera confrontación entre Saddam Hussein (Irak) y Estados Unidos cómo este demonio encarnado que es Hussein comenzó a quemar los pozos de petróleo a ese gobierno pertenecientes; y ahora, ante el peligro inminente de una nueva confrontación, amenazó con hacerlo nuevamente; amenaza que nos llegó por medio de la expresión: “Si Estados Unidos nos ataca, lo que logrará será abrir las puertas del infierno”. No hay duda de que Saddam Hussein es capaz de eso y mucho más, pues su egolatría es tan y tan grande que se ha hecho eco del sentir que reza así: “Mío o de nadie”. Y se atreve a decir que es seguidor de Dios. No hay duda de que la profecía lo identifica de una manera muy clara; en realidad es un demonio creado por Alá. Y ustedes, miembros del Comité de Seguridad de la ONU, dejen ya de ser tan ingenuos y de estar creando circunstancias ventajosas a este endemoniado gadareno que es Saddam Hussein. A la hora de reunirse para tomar las decisiones finales en torno a asuntos concernientes a esta organización, ¿cómo se pretende ignorar la opinión del gobierno estadounidense que es indudablemente el más fuerte, porque así lo ha dispuesto Dios? ¡Qué pretensiones! Hoy Estados Unidos es el país mandamás en virtud de las calificaciones y poderes que innegablemente Dios le ha concedido y que lo han caracterizado durante toda su historia. Siempre habrá un primero y un último. Hoy Estados Unidos es el primero, ¿y mañana, quién será? ¿Saddam? ¡Qué ingenuos son al no poder entender que hombres como Saddam Hussein, Fidel Castro, Pyongyang y otros son, evidentemente, déspotas y desconsiderados! No lo decimos por un mal aprecio de nuestra parte, sino porque así lo han demostrado con sus acciones y ejecutorias. Prefiero mil veces a un George W. Bush en la cúspide del poder mundial que a un Fidel Castro o a un Saddam Hussein en esa posición. La sensatez es un don del hombre culto, bien educado y democrático como lo es el Honorable Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush; Dios lo bendiga a él y a su gobierno. Decía Jesús: “Por sus frutos los conoceréis…” (Mateo 7:16). Díganme ustedes, ¿cómo se siente un hombre a quien, bajo su gobierno, le asesinan más de tres mil conciudadanos en un día por medio de un traidor golpe sorpresivo y cobarde como el que cometieron Osama bin Laden y sus secuaces de un modo insospechado? ¿Cómo se sentiría usted si estuviese en su lugar? Considero que fue George W. Bush muy sensato en su represalia, tratando de castigar directamente a los responsables de esa acción.
En el nombre de Dios felicito al primer ministro inglés, Tony Blair, por su sentido de dirección. Repudio con todo mi ser la fotografía computarizada y presentada de estos dos hombres de gobierno por irrespetuosa e insultante. Y a quienes hicieron eso les digo: Noten qué infamia han cometido ustedes, faltándole el respeto de un modo cruel y radical a dos hombres de gobierno que lo que pretenden es hacerle bien al mundo. “Shame on you” (avergüencense ustedes), que no hay duda de que son los verdaderos obstructores del progreso divino en la tierra, y ese es el espíritu que los asiste (un espíritu desvergonzado).
Continuemos dándole seguimiento a la profecía de Apocalipsis 16:12-13 y procedamos ahora, que hemos identificado a los tres espíritus inmundos, a ubicarnos en sus respectivas áreas de trabajo:
1. El musulmanismo o mahometismo ya está ubicado en su área de trabajo. Están organizándolo todo, en el nombre de Alá, para hacer desaparecer la nación norteamericana, que es donde reside la concentración más grande de cristianos verdaderos que existen en el mundo. Obviamente, son fanáticos religiosos que están dispuestos a sacrificar sus vidas por Alá, dis que el Dios de Abraham. Es bueno aprovechar y mencionar aquí, que el Dios de Abraham lo fue y es Yavé de los ejércitos, el Padre de Jesucristo, no de Mahoma. La misma Escritura dice: “por sus frutos los conoceréis”. Es el amor lo que ha de caracterizar a los seguidores de Yavé, y no la condición de fanáticos suicidas.
2. El catolicismo romano ha evidenciado ser, durante su larga vida institucional, un espíritu inmundo a nivel colectivo. La Inquisición, la persecución de los santos, Las Cruzadas, y otras muchas acciones históricas por ellos realizadas, como la pedofilia que se les ha descubierto en nuestros días por disposición divina, no dejan la mínima duda de que constituyen otro de los espíritus inmundos. Tienen el área de América Latina cubierta, pues no hay un solo lugar en la América Hispana donde el catolicismo no reine; veámoslo: “…porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto” (Apocalipsis 18:7). Ese espíritu hay que ubicarlo a nivel mundial, pero especialmente en América de habla hispana; y con pretensiones de alcanzar el continente norteamericano donde ha crecido ya muchísimo.
Ahora mismo, en este instante en que escribimos sobre esta temática, el catolicismo está haciendo una atroz campaña en el nombre de la paz para lograr desalentar al noble Presidente George W. Bush, quien constituye el Ciro de nuestro tiempo en las manos de Dios. Dios es quien lo dirige hacia el cumplimiento de esta profecía con la que comienza a viabilizarse el fin de este mundo. Ciro fue un rey belicista que, por medio de acciones violentas (guerras), liberó al pueblo de Dios, y a pesar de eso Dios lo llamó: mi mano derecha y mi siervo. Helo aquí: “que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado. Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto” (Isaías 44:28; 45:1-7).
Sin lugar a dudas que después de haber leído estos versículos tendrás que admitir que quien aquí se manifiesta no es otro que el Soberano Dios del universo, el único Dios verdadero, quien también se vale de métodos bélicos para alcanzar Sus propósitos. Si seguimos el método interpretativo de la bilateralidad, podemos decir con toda seguridad que el Viejo Testamento es figura, y el Nuevo Testamento o el escatón (acontecimientos finales) es la realidad. Ciro es una figura de la realidad, de George W. Bush, pues es Bush, sin lugar a dudas, el Presidente seleccionado por Dios. He ahí el porqué salió electo a pesar de que Al Gore obtuvo más votos. Dios encontró que Bush es el hombre idóneo para esta gestión final. Ese es el porqué de su elección sorpresiva y controversial. Ese es el hombre elegido por Dios, indubitablemente. Sin embargo, el catolicismo se opone a la guerra. Siempre habla quien menos puede hablar. ¿Quién formalizó Las Cruzadas? El Clero romano. Y ahora vienen bajo el disfraz del pacifismo a persuadir al mundo para que no apoye a Estados Unidos, y poder ellos así alargar su reino seglar en este mundo. Sé sincero contigo mismo y pregúntate: ¿Cuándo te han hablado del siglo eterno, del reino de los cielos y de la venida de Cristo? Realmente no lo hacen ni lo harán nunca. El Papa y su reino son de este mundo. En el futuro les espera el juicio de Dios. ¿Qué interés, pues, pueden tener en el futuro? El mismo que han demostrado: Ninguno. Recuerden, “allí donde está tu tesoro, está tu corazón” (Mateo 6:21). El tesoro romano es el sistema Papal de este mundo, así que aquí fijan su atención.
3. El tercer espíritu de esta triple alianza sobre la que hemos venido discutiendo (Apocalipsis 16:12-13) es el pentecostalismo. La Iglesia Pentecostal, como hemos dicho, nació en los Estados Unidos de América para finales del siglo XIX. A dicho movimiento lo hemos identificado como el tercer integrante de esta alianza de poderes, quienes hacen señales a los fines de detener el cumplimiento de la profecía. ¿No es acaso eso lo que están haciendo los católicos y los musulmanes? Fíjate que es una profecía en gestación y cumpliéndose. Ya el musulmanismo lo hace abiertamente y el catolicismo romano también, y pronto, muy pronto, se envolverá el pentecostalismo.
En conclusión, podemos decir que el catolicismo, el mahometismo y el pentecostalismo constituyen los tres espíritus inmundos de la profecía de Apocalipsis 16:12-13, y es evidente que marchan unidos a cumplir con el propósito que Luzbel les ha programado. Es menester enfatizar que Luzbel se presenta ahora bajo el nombre de Alá. Sobre esto te hemos hablado y seguiremos hablando. Obtendrás así la más grande seguridad que jamás has tenido en una explicación profética.