Armagedón (Parte 2)

Amigo lector, en el pasado artículo te presentamos la profecía del Armagedón y una clarísima interpretación de Apocalipsis 9.  Es muy necesario que todos entiendan que estamos viviendo los últimos años que le quedan a este mundo, y que —como ya te dijimos— el conflicto que presenciamos y aún estamos presenciando entre Estados Unidos e Irak está en la profecía, y constituye el inicio del Armagedón.  Los símbolos y las figuras de Apocalipsis 9 no pueden ser más claros, y si no es así, que me pruebe alguien lo contrario.  Realmente estamos viviendo momentos de trascendencia histórica.

Aun cuando pueda haber una tregua, la verdad es que ha sonado ya la quinta trompeta de Apocalipsis 9, que anuncia el inicio del conflicto bélico final.  En el pasado artículo te dijimos que lo próximo que ocurrirá será el sonar de la sexta trompeta que implica una intensificación de la guerra.  No sabemos con exactitud cuándo ocurrirá, pero sí se nos señala que no transcurrirá mucho tiempo entre el sonar de una trompeta y la otra.  Por cierto, la situación actual en esa área del Medio Oriente confirma el hecho de que no transcurrirá mucho tiempo en que se intensifique la guerra y se unan otros países a la batalla.

Este mundo marcha hacia su destrucción definitiva.  No creas en ministros sofistas que pretenden engañarte diciendo que la Biblia no señala una tercera guerra mundial, pues lo más claro que está en la Escritura es que sí habrá un conflicto o guerra final con la cual terminará este mundo.  La realidad es que en estos momentos hay una lucha obvia.  Por consiguiente, no debes perderte estas explicaciones que revisten una importancia trascendental.

Desde que se inició el conflicto entre Estados Unidos e Irak en el 1991 este servidor dijo que ese conflicto era de carácter religioso, en el que las huestes del mal (representadas por Saddam Hussein y los musulmanes de Alá) se enfrentaban al legítimo pueblo de Dios (representado por los cristianos norteamericanos).

Cuando yo digo que Dios está en Occidente y respaldando a la nación norteamericana, y no a los musulmanes, me fundamento en la Palabra y en los hechos históricos.  Noten ustedes mismos que cuando Jesús, el Hijo de Dios, vino a esta tierra descendió en el hemisferio oriental, pero fue rechazado abierta y radicalmente por ese hemisferio, pues “a los suyos vino y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11).  Aún Europa, espiritualmente hablando, por medio del catolicismo, se ha dado la mano con el musulmanismo (negadores de Cristo).  Ambos, católicos y musulmanes, predican una salvación en base a los méritos del creyente y no a los méritos de Cristo.

Sin embargo, en el hemisferio occidental, y en Estados Unidos en particular, Cristo fue recibido con los brazos abiertos, pues es en la protestante nación norteamericana donde se le ha propiciado a Cristo la difusión de Su Evangelio.  Por eso he dicho que Dios está en Occidente, y que en Norteamérica, primordialmente, se hallan los  hijos de la promesa, porque esos sí, históricamente, han creído y han aceptado a nuestro Señor.

A todos debe llamarnos la atención el hecho de que en la moneda norteamericana dice:  “In God we trust”.  Independientemente de que no se confíe en Dios en términos generalizados y que haya muchos funcionarios en el gobierno que no lo hagan, eso no es lo que está en discusión, lo que estamos aseverando es que como nación han viabilizado el ideal de Dios; eso es lo que estamos diciendo.  Dios bendice a Norteamérica, y Dios bendice a Puerto Rico que es parte de Norteamérica y de este hemisferio occidental.

Quiero advertir al amigo lector que en el análisis de esta temática debemos ser muy objetivos.  Que no se nos acuse de pensar en términos de partidos políticos.  Esto no es cuestión de demócratas o republicanos, ni de populares, estadistas o independentistas.  Este servidor nunca se ha caracterizado por estar politiqueando.  Sencillamente cumplo con la responsabilidad que el Señor me ha encomendado, sin que haya el mínimo interés de carácter político o materialista de mi parte.  Yo puedo decir con toda seguridad que Dios está envuelto en este conflicto bélico final, porque Su profecía y la viabilización de Su propósito están envueltos.  Y como no se mueve una paja en el universo sin la voluntad de Dios, Dios utiliza a los hombres, hombres comunes y corrientes, como utilizó a los tres reyes magos, por ejemplo, que no eran religiosos ni miembros de Israel.  Así también utilizó a Ciro, a quien colocó como azote para que destruyera fortalezas, y Ciro no era otra cosa que un pagano (Isaías 44:28; 45:1-5).  En la canalización de Su propósito, Dios tiene el legítimo derecho de utilizar a quienquiera utilizar.  En este caso Dios ha utilizado y está utilizando a la nación norteamericana, y como George W. Bush es representante de la nación, pues lo está utilizando a él.  Yo quiero que el pueblo entienda que esta es una verdad muy clara.

Este mundo tiene que terminar para que aparezca el mundo de paz que Dios nos ha prometido.  El Presidente George W. Bush lo que ha hecho es iniciar el conflicto con el cual terminará este mundo, dando paso entonces a la Segunda Venida de Cristo.  Estados Unidos comenzó a atacar a los hombres que no tienen el sello de Dios en sus frentes (Apocalipsis 9:4).  Ya te hemos dicho que los musulmanes no tienen el sello de Dios, el cual es el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Hay muchos ministros difundiendo el engaño, diciendo que los musulmanes son los bendecidos de Dios porque dis que son hijos de Dios porque provienen de Abraham por la línea descendiente de Ismael.  Es cierto que Ismael, el padre de la nación musulmana, es hijo de Abraham conforme a la carne (fue hijo de la esclava), pero el hijo de la promesa fue Isaac, el que Sara dio a luz.  Además, es necesario que todos abran los ojos y entiendan de una vez por todas que aparte de Jesucristo no puede haber vínculo alguno con Dios; y los musulmanes (o ismaelitas) han rechazado a Cristo abierta y radicalmente.  Tanto se opusieron y se oponen a Cristo que la ideología musulmana es totalmente contraria a la de Cristo.  Han colocado a Mahoma en el lugar de nuestro Señor; por lo tanto, aun cuando sean descendientes de Abraham por la carne, no constituyen hijos de Dios por la fe en Cristo, quien es el verdadero vínculo que nos hace ser hijos de Dios.  Veamos lo que nos dice Pablo en Romanos 9:7-8:

“ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino:  En Isaac te será llamada descendencia.  Esto es:  No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.”

La Escritura es clarísima cuando nos enseña que los descendientes de Abraham en cuanto a la carne no son los que constituyen los hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son los que serán contados como los legítimos descendientes.  En otras palabras, serán contados los que creen en Cristo.  Dice Gálatas 3:16:

“Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente.  No dice:  Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno:  Y a tu simiente, la cual es Cristo.”

El hijo de la promesa, Isaac, es una figura de Cristo quien es el verdadero israelita.  De manera que los que no creen en Cristo no son contados como descendientes de Abraham (aun cuando lo sean en la carne) ni son contados como parte de Israel, el pueblo de Dios.  En Gálatas 3:7 leemos:

“Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.”

¡Qué claro!, ¿verdad?

Ni siquiera los descendientes de Abraham que provienen del hijo de la promesa —Isaac— son verdaderos miembros del pueblo de Dios si no aceptan a Cristo.  Los israelitas nacionales, quienes rechazaron a Cristo, están en apostasía y ya no constituyen el pueblo de Dios por haberle rechazado.  Recuerden cuando Cristo, entristecido por el rechazo de estos, dijo:  “He aquí vuestra casa os es dejada desierta” (Mateo 23:38).  Es demasiado claro en la Escritura que aquel que rechaza a Cristo jamás podrá formar parte del pueblo de Dios.  De manera que venir a decir que Dios está de parte de los musulmanes porque dis que son descendientes de Abraham es una crasa ignorancia y una locura, pues estos, los musulmanes, al igual que los hebreos, son evidentes negadores de Cristo.

Te he demostrado, bíblicamente hablando, que el que no dependa de Cristo no puede ser contado como linaje de Abraham.  Vamos a leer finalmente Gálatas 3:27-29 donde se nos dice:

(27) “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.  
(28) Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
(29) Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”

Nótese que si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois.  De manera que mis queridos amigos lectores, no puede haber mayor claridad en torno a este tema.  Sin embargo, cientos y cientos de personas están siendo engañadas por hombres que no representan a Dios.  El hecho de que muchos tengan un título académico no los hace ministros de Dios.  Se disfrazan muy bien, con una erudición increíble, pero niegan a Cristo, el único nombre dado a los hombres en que puede haber salvación (Hechos 4:12).

Este servidor tan sólo te dice la verdad:  El conflicto entre Estados Unidos e Irak es el principio del conflicto final, y están luchando las huestes del bien vs. las huestes del mal.  Los musulmanes no son bendecidos de Dios porque han rechazado a Cristo en favor de Mahoma, de modo que su dios Alá no es otro que Satanás.  Esa es la verdadera causa para tanto odio de parte de los terroristas mahometanos contra los cristianos norteamericanos.  Y es un odio y resentimiento que no tiene límites, por lo cual no cejarán en su empeño por destruir a la nación que, indudablemente, representa a Dios.

Volviendo al tema inicial te decimos una vez más que este mundo marcha hacia su fin.  Estamos ante el umbral de grandes acontecimientos.  Ya estamos viendo cómo los eventos marchan aceleradamente, y estamos presenciando guerras y rumores de guerras, enfermedades, etc.  Dice Mateo 24:6-8, hablando de las señales previas al fin: “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.  Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.  Y todo esto será principio de dolores.”

Noten ustedes, además, que el calentamiento del Sol, lo cual es una de las plagas finales, ha matado en los últimos años a muchas personas.  Recuerden que las plagas constituyen un proceso.  No son algo que aparece y se culmina rápido, sino que se originan y se van desarrollando en términos negativos hasta alcanzar su punto culminante.  Apocalipsis enseña claramente que en las plagas se consuma la ira de Dios; estas las inicia el hombre mismo en la Tierra.  Las circunstancias pecaminosas y ególatras en que el hombre se ha envuelto es aquello que da origen a las plagas; y Dios las va a terminar con las mismas cosas que comenzaron.  Empezaron con actos bélicos y culminarán con actos bélicos y conmociones naturales.  Estas señales ya las estamos viendo.  Más señales del fin no pueden aparecer, y no estoy siendo hiperbólico ni pretendo alarmar a nadie, simplemente digo que el fin está a la vuelta de la esquina.  Ante esta realidad debes disponerte a escuchar, pues nada tienes que perder; sin embargo, el que no escuche y no dependa de Cristo, por terquedad, le espera la perdición segura.

Debes confiar en lo que te dice este servidor en el nombre de Dios:  Estamos viviendo en los tiempos más peligrosos, y lo que se avecina es terrible, es la gran tribulación anunciada en Mateo 24.  Eso es lo que nos espera.  Lo que se verá pronto será una inseguridad tan extraordinaria, que mucha gente enloquecerá por la confusión, el sufrimiento y la inseguridad.  Dice la Escritura en Lucas que los hombres estarán desfalleciendo por el temor y la expectación; veamos:  “Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas” (Lucas 21:25-26).

Lo único que nos hará prevalecer será el conocimiento y la fe en Cristo.  Cristo te ha entregado un veredicto de absolución o justificación gratuito, y tan sólo tienes que depender de eso y seguir sus instrucciones finales, las cuales estarán disponibles para ti.  Dios me levantó para esta tarea, y “como el movimiento se demuestra andando” te lo estoy demostrando con las claras interpretaciones que estoy trayendo ante tu consideración.  Por lo tanto, tienes dos alternativas:  o me escuchas o me rechazas.  Por medio de alguien tiene Dios que enviar Su mensaje final al mundo, y este servidor fue el elegido.

Nota Final

En Mateo 24 se dice que el Evangelio será predicado a todas las naciones y entonces vendrá el fin.  Esta señal (predicación del Evangelio) se comenta muy poco, pero hay que darle el lugar de preeminencia que Dios le da.  Dios no va a venir sin que antes el Tercer Ángel lleve a cabo la predicación del Evangelio a nivel universal.  Eso es lo que hacemos nosotros.  De manera que todas las señales juntas crean un panorama maravilloso, satisfaciente para los que creemos, pero terrible para los que no creen.  Este mundo está por acabar, y pronto aparecerá el mundo que no acabará nunca; pero recuerda que los burladores no entrarán.  El consejo que te da La Voz del Tercer Ángel es que escuches el mensaje que Dios te envía ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Así te ayude Dios.