
La palabra anticristo significa: Un Cristo sustitutivo. En términos generales se piensa que el prefijo anti significa una oposición abierta, pero no es así, el prefijo anti significa “en lugar de”. Pablo nos ilustra la razonabilidad de esta interpretación cuando nos declara que Cristo se dio a sí mismo en rescate por muchos (1 Ti. 2:6). La palabra rescate se traduce del griego “lutron”; pero para llevar la idea de que Cristo nos salva por una justicia sustitutiva, la palabra que se traduce por ese rescate es “antilutron”, lo que lleva la idea de un rescate sustitutivo. Así también este principio gramatical implica que el “anticristo” es “un Cristo sustitutivo”.
Con eso les he querido decir que no vean el anticristo como un opositor abierto a Dios, porque más bien es uno que pretende sustituir la obra de Cristo, por medio de una suplantación. Así hemos de verlo en Tesalonicenses donde leemos: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá (el Señor) sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2Ts. 2:3-4). Vean mis queridos lectores cómo la acción del anticristo (el hijo de pecado) no es una oposición abierta contra Dios, sino una oposición soterrada; por esto se dice que se sienta en el templo de Dios (se ubica en el templo que a Dios pertenece) porque en realidad su obra de engaño es soterrada. Como también Pablo lo confirma en Corintios al decir que Satanás se transforma en ángel de luz. Veamos: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”. (2 Cor. 11:13-14) Note la explicación anterior: “tanto (se opone) que se sienta en el templo de Dios, como si fuera Dios”, o sustituyendo a Dios; al hacerse pasar por Dios lo pretende sustituir. Su pretensión es de gran alcance contra aquellos que evidentemente creen; así lo confirma la lectura que estamos evaluando: “tanto (se opone) que se sienta en el templo de Dios…”, se opone de un modo sutil contra los hombres de fe, (que son objeto de culto o que ejecutan culto a Dios). Ese es su claro objetivo, los hombres que acuden al templo a adorar a Dios por la fe. De manera que con paz, con elocuencia, disfrazándose de cristiano, todo lo distorsiona, y los efectos de esta acción culminan cuando el creyente se fanatiza y respalda un sistema que es obviamente contrario a las enseñanzas de Cristo, como es este el caso, pues Roma no tiene verdades que ofrecer al mundo. Ésta, mi cátedra, es muy, muy necesaria para que el hombre de Dios salga de Babilonia.