Oriente y Occidente constituyen el Rey del Norte y el Rey del Sur en la Profecía

En este artículo estaremos utilizando el método bilateral de interpretación bíblica.  Es decir, estaremos apuntando hacia el fin de los tiempos, y buscando en este la significación ulterior de cada profecía bíblica que se ha cumplido en la historia.

Confiamos plenamente en ese eficaz método bilateral, que señala que aun cuando las profecías tienen una interpretación histórica, siempre traen una significación de carácter final.  Es algo tan y tan obvio que ninguna persona sensata lo puede negar.  Por ejemplo:  En la profecía de Daniel 8:14 (de los 1,150 días) obtenemos una aplicación histórica con Antíoco Epífanes, y una aplicación posterior con el Papa de Roma.  Ese y nada más que ese es el método que estaremos utilizando al aplicar los títulos de “rey del norte” y “rey del sur” a las potencias que habrán de intervenir en este drama del “escatón” (fin).

Así como en el Calvario el ladrón a la derecha se salvó y el ladrón a la izquierda se perdió, así también se dividirá el mundo en dos grupos:  entre salvados y perdidos.  Los perdidos a la izquierda, y los salvados a la derecha (Mateo 25:32-33).  Abel se salvó, Caín se perdió.  El mundo se va a dividir en los dos hemisferios:  el hemisferio oriental, que equivale a decir el rey del norte; y el hemisferio occidental, que equivale a decir el rey del sur.

Los árabes, específicamente la descendencia de Ismael, los seguidores de Mahoma (un usurpador de lo que a Cristo pertenece) y de Alá (quien es Lucifer, usurpador de lo que a Jehová perteneció, pertenece y pertenecerá) constituyen el rey del norte.  Más de tres mil años después de que la Biblia fue escrita, apareció Alá tratando de usurpar lo que a Yavé pertenece.  Por otro lado, el hemisferio occidental, encabezado por los Estados Unidos de América, constituye el rey del sur.  He ahí los dos bandos que estarán en guerra previo al Armagedón.  Es decir, se envolverán en una lucha final a tenor con lo determinado en la profecía.  Paradójicamente hablando, en términos geográficos Estados Unidos está ubicado en el Norte, pero proféticamente hablando, se constituye en el rey del sur; rey este que aparece como vencedor en Daniel 11:40-45.

Sé que muchos me van a criticar por estas enseñanzas, y los fanáticos musulmanes me van a resentir, sin descartar la posibilidad de que me manden a asesinar como acostumbran hacer.  Pero la verdad, aunque lacere a sus enemigos, sigue siendo la verdad, y es de cobardes negarla; pues la verdad ha de estar por encima de todos los hombres, ya que no es opcional ni negociable.  Ya les he dicho que he sido declarado hijo de Dios y último catedrático de este siglo.  Mi misión en este mundo es la de dar a conocer la verdad sin temor alguno, pues mi vida está escondida con Cristo en Dios.

Origen, Desarrollo y Culminación (Sentencia) del Mahometismo

A los fines de poder remontarnos a los orígenes del mahometismo tendremos que incursionar en el mundo árabe.  Dios dijo a Abraham:

(20) “Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación.
(21) Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.” 
(Génesis 17:20-21)

Nótese cómo la Escritura registra el bondadoso y justo comportamiento de nuestro Dios, quien a pesar de todo lo que había sucedido —asuntos que le habían obligado a echar a Ismael del campamento (Génesis 21:10)—, no obstante, lo quiso bendecir; primeramente le salvó la vida en el desierto (Génesis 21:17-18) y después lo bendijo.  Obsérvese cómo al final de dicha porción bíblica (Génesis 17:21) se le enfatiza a Abraham el pacto con Isaac.  Es como si Dios hubiese previsto que Ismael no habría de conformarse con esa bendición, sino que habría de apartarse de Dios para seguir su propio camino egolátrico e indetenible.

El musulmanismo es cuantitativamente hablando numerosísimo.  Llamo la atención a ese hecho porque por medio de Ismael, Lucifer colmó sus anhelos de ser igual a Dios.  Se dijo (Lucifer) a sí mismo, tal cual aparece en Isaías 14:13-14:

(13) “…Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
(14) sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.”

El desarrollo del musulmanismo afluyó rápidamente por la naturaleza numérica de su pueblo.  Los árabes, por su espíritu de comercio, han realizado una silente, pero firme invasión mundial.  Constituyen un género étnico con peculiaridades y características que los hacen llamar la atención de todo el mundo; carisma este muy beneficioso al momento de propagar dis que la fe que los asiste.  Recuerden, mis queridos lectores, que Satanás se ha distinguido, históricamente hablando, porque llena de falsos carismas a sus súbditos.  He ahí el porqué el pentecostalismo está plagado de carismas.  Dicho sea de paso, los carismas de Dios son de fácil distinción ante los carismas satánicos; pues los de Dios vienen enmarcados dentro de una paz y una tranquilidad extrema; mientras que los de Satanás vienen dentro de un marco de intranquilidad y nerviosismo también notables.  Por eso los tres espíritus inmundos que vienen a hacer señales a los reyes del mundo se describen en Apocalipsis 16:13 comoranas “brincoteras”.

La culminación de toda esta trama en torno al musulmanismo toca su fin.  Está por cumplirse ahora la segunda parte de la profecía de Isaías 14, que lee así:

(15) “Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.

(16) Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo:  ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;

(17) que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?

(18) Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada;

(19) pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado.

(20) No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo.  No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos.

(21) Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del mundo.

(22) Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová.
(23) Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice Jehová de los ejércitos.” 
(Isaías 14:15-23)

¿Te has preguntado quiénes son los hijos del maligno si no son los hijos de Alá o Ismael, quienes serán raídos de la faz de la tierra conforme a la profecía de Isaías 14?  Pues esto comenzará a hacerlo Estados Unidos, y terminará de hacerlo Jehová de los ejércitos, porque así está escrito.

Occidente es el Rey del Sur

Cuando Jesús de Nazaret vino al mundo en representación de Dios, nos dice Juan en el capítulo 1 y versículo 11:  “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”.  Nuestro Señor Jesucristo al verse rechazado hubo de marchar a Europa, y desde el continente europeo forja el levantamiento de la nación más grande que ha existido sobre la faz de la tierra; me he referido a Estados Unidos de América.

Casi todo el hemisferio occidental se sumió en el catolicismo de Lucifer.  América Latina es hoy por hoy la población católica por excelencia, dirigida por el dis que “Santo Padre”, y ha quedado cautiva prácticamente tanto como los musulmanes han quedado con Alá.  Sin embargo, la nación estadounidense hizo un énfasis protestante; dicho de otro modo, simpatizó con la Reforma de Martín Lutero.  Así debe continuar Estados Unidos, con el protestantismo, y apartándose cada día más del catolicismo, pues verán cómo no me equivoco al decir que el catolicismo, el musulmanismo y el pentecostalismo han sido constituidos por Lucifer en una alianza de poderes en contra del verdadero cristianismo.

Tal como ocurrió en Europa en el siglo XVI, cuando el Clero romano logró combatir a Martín Lutero y los reformadores, así se repetirá la historia:  Roma estará contendiendo con la Reforma final y logrará dilatar el propósito de Dios en la historia; no podrá vencerlo o superarlo del todo porque terminará derrotada —no sin antes dar mucho quehacer en Estados Unidos—.

Les estoy hablando en nombre de mi Padre y asesorado por mi hermano mayor, Jesús el Cristo.  Podrán ustedes burlarse como siempre ha hecho el mundo en contra de Dios, pero vuestra burla no hará de mi profetismo una mentira, ya que la Palabra de Dios no puede ser evadida por unos meros deseos y caprichos humanos.

Hablo con la autoridad del que sabe lo que dice.  Ya hemos dicho que Cristo fundó a Estados Unidos.  No puede existir una evidencia más clara de que ha sido así que la Constitución misma de los Estados Unidos de América.  “No se mueve una paja en el universo sin la voluntad de Dios”.  Díganme todos:  ¿No es acaso esta nación un ejemplo de libertad religiosa?  ¿No es acaso eso precisamente lo que Dios necesitaba?  ¿Cuándo han visto ustedes a Dios imponer una ideología?  La Escritura se caracteriza porque dice:  “todo aquel que en él cree”; dicho de otro modo:  todo aquel que en el libre ejercicio de su voluntad acepta la ideología evangélica de la salvación.  Si Dios que es el Todopoderoso no obliga a nadie, ¿por qué tiene que venir Alá a imponer una religión?  Ciertamente no son el mismo Dios, y nosotros conciencia adentro lo sabemos.

Escuché al Honorable Presidente George W. Bush en el discurso conmemorativo del 11 de septiembre de 2001, decir algo así:  “No me explico cómo se autodenominan hombres de Dios” (refiriéndose a los terroristas musulmanes).  Y yo, en el nombre de Dios, le felicito y le digo:  Tiene usted toda la razón.  ¿Cómo es posible que se autodenominen como servidores de Dios, cuando realmente demuestran servirle al diablo?

Estados Unidos es un ejemplo al mundo de lo que ha de ser un gobierno que sirve al pueblo y es para el pueblo.  No hay duda que lo originó Dios —lo originó, lo sostiene y desea retenerlo hasta culminar Su obra de salvación en el mundo—.  ¿Quién puede dudar que ese sea el gobierno que ha permitido la difusión del Evangelio en el hemisferio occidental?  ¿Habrá alguien tan ciego que niegue eso?  Dice la moneda norteamericana:  “In God we trust”, y no es un mero decir, sino un hecho práctico lo que ha demostrado Estados Unidos.  Yo llevo más de treinta años predicando el Evangelio en Puerto Rico y parte de América Latina; no se lo debo a los españoles que originaron mi patria ni a ningún gobierno hispanohablante, se lo debo a Estados Unidos y su gobierno cristiano.

Oro a Dios día tras día para que retenga a Estados Unidos de Su lado, a los fines de que no permita que esta nación sea confundida y se una al conglomerado de religiones subjetivistas, místicas y antidemocráticas.  Aún hoy retengo esa esperanza, porque Estados Unidos puede finalizar su trayectoria presente siendo hallada como parte de las huestes del bien, y pasaría a ser entonces un pueblo para la eternidad con una gloria creciente.

Sin embargo, hemos de aceptar que Dios triunfará con Estados Unidos o sin Estados Unidos, porque estamos hablando nada más y nada menos que del Todopoderoso, y Ese sí tiene un ejército inigualable con miles y millones de coches reales a Su disposición.  En tales coches, dice la Escritura, invadirá la tierra; veamos:

(15) “Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego.” (Isaías 66:15)

El Dios de los cielos ha demostrado al hombre Su salvación en Cristo.  Todos los aspectos vivenciales y sociales han sido dados al hombre a los fines de que este los constate y los aguarde.  Tan sólo que ahora nos da las arras, o un adelanto, de lo que habrá de darnos en un futuro inmediato en gran abundancia.  Por ejemplo:  nos ha dado las arras del Espíritu; nos ha dado destellos de felicidad; nos ha dado una corta vida en demostración de lo que es la vida; nos ha dado muestras de todo a los fines de que podamos ver la realidad de las cosas, y nos ha prometido dárnoslo todo en abundancia llegado el momento.

Dios estableció orden en todos los niveles de la vida:  Hay naciones fuertes y hay naciones débiles.  Si aun lo que nuestros ojos ven no lo creen, ¿qué tú me dirás para aquello que no vemos y que tan sólo hemos de creer por la fe?  Nota cómo Dios fundó a Estados Unidos:  le dio fortaleza bélica; le dio un gobierno democrático; le dio una alta economía; le dio la verdad del Evangelio; constituyó a dicha nación en el puente difusor evangélico más grande que Él ha tenido en la tierra; la bendijo en términos estéticos dotándola de una raza, estéticamente hablando, muy parecida a la hueste angélica; le dio, además, un idioma práctico y conciso a tal punto que hoy día lo llamamos el idioma internacional.  Si aún así tú no quieres creer que Estados Unidos fue fundado por Dios, entonces tú no crees ni siquiera lo que ves, porque además de todo eso le dio una conciencia misericordiosa.  La nación norteamericana nunca ha sido atacante, siempre ha sido atacada, como Cristo Su fundador.  En estos precisos instantes no es una excepción, Estados Unidos fue atacado cobardemente y a traición.  Y si ahora atacó a Afganistán, no es, como dicen algunos, “persiguiendo a un hombre”, sino persiguiendo a un hombre y a muchos cómplices que se niegan a hacer justicia; es en aras del respeto a unos principios de paz.  Estados Unidos combate el  terrorismo para beneficio de todo el mundo.  Entonces, personas como Osama bin Laden y otros se atreven a decir:  “Estados Unidos es una nación soberbia”.  ¿Y ustedes qué son?  Si ustedes son los más soberbios:  Presumen de ser hijos de Alá.  Pues si ustedes son hijos de Alá, nosotros somos hijos de Jehová, porque Jehová, el Dios legítimo, está en América, no en la Palestina.  Ustedes son seguidores de Mahoma y nosotros de Cristo (del Cristo resucitado, porque lo que es Mahoma sigue en su tumba).

Fin de una Turbulenta Jornada por Jesús Ejecutada

El Señor Jesús entró en el mundo aproximadamente un 25 de diciembre —no se sabe exactamente cuándo, pero utilicemos la tradición navideña para tomarla como punto de partida—, y sorprendió a todos en Belén de Judea.  Sus ángeles anunciaron la gran bendición de Dios en Cristo, y dijeron:  “…he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:  que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lucas 2:10-11).  Creció, se hizo hombre en ese territorio que era la patria de Sus ancestros, de Abraham, de David, de José y de María.  “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11).  Los suyos le rechazaron y le llevaron al ostracismo.  Al salir de Palestina, frustrado por el rechazo, agobiado por la pena, hubo de decir:  “He aquí vuestra casa os es dejada desierta” (Mateo 23:38).  Entendía Él la grave implicación de lo que aquello significaba:  “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:4).  Al rechazarlo a Él, rechazaron la vida; y Jesús lloró.  Pero no vino Él dispuesto a imponer Su presencia, sino más bien a persuadir a los hombres para que la aceptaran.

Cristo, un ser justo, noble y caballeroso, enfiló Su carruaje hacia nuevos horizontes; se trasladó a Europa, y allí, representado por Martín Lutero y los reformadores, quiso hacer Su casa.  Sin demora se hizo proclamar, y anunció a todo hombre la salvación que Él había consumado en la historia por medio de Su propio sacrificio.  Pues como un abnegado mártir se entregó por los pecadores del mundo (Primera de Corintios 15:1-3), y Su anhelo era que todos entendieran que Él había venido para dar vida y vida en abundancia (Juan 10:10).  Sin embargo, nuestro enemigo común, nuestro archirival Luzbel había seguido sus pasos, y Europa no fue una excepción, también le rechazó, pues ya estaba establecida en ese lugar la sinagoga de Satanás (entiéndase el Papado), que haciendo uso de un lógico razonamiento humano lo combatió con relativo éxito.

Era Su segundo fracaso y, aunque es un Ser divino, le sobrecogió el desaliento, la fatiga y la frustración; y se dijo a Sí mismo: “No me quieren en ninguna parte del mundo creado.  Me ven como si yo fuera ‘la peste’ y sabe Dios que sólo he querido el bien de la raza humana.  He querido bendecirlos, pero soy un ser extraño para todos ellos.  Yo que creé el mundo y lo habilité a los fines de desarrollar caracteres propios para una convivencia eterna, he pasado a ser el más extraño de los hombres; y estos, al igual que los de mi raza, me rechazan.  El Papado ha salido triunfante; el judaísmo me botó; Roma me rechazó.  ¿Qué debo hacer Padre?…  Sí, sé lo que haré:  Mi propia nación construiré, y a los míos a celos provocaré.  Me voy al Nuevo Mundo y allí plantaré mi tienda, y mis buenas nuevas anunciaré, mis dones compartiré y de vida dotaré. [Fue así como se fundó el mundo de occidente, y en él fue que se ubicó el Evangelio y su gente.  He ahí el porqué de la preparación divina en Norteamérica como albergue para la mujer—como lo hemos visto a la luz de la profecía de los 1,260 días (Apocalipsis 12:14-17)—.  Esta nación fue creada por Dios para constituirse en el escenario para la culminación de la agenda divina.]  Ya no vivo en el oriente, pues no me quieren allí.  Me he allegado a nueva gente, quienes me sirven fervientemente, y se irán conmigo al cielo a vivir perpetuamente.  He aquí os lo había dicho antes”:

(18) “…tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.
(19) Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones.
(20) Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová.
(21) Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.
(22) Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.” (Isaías 66:18-22)

Que me diga alguien:  ¿En qué otro lugar del mundo es que se cumple esa profecía de reunir a las naciones?,  ¿dónde, sino en Estados Unidos, cuya sociedad está integrada por un conglomerado de gente que proviene de las distintas partes del mundo?

Apreciado lector, ya Cristo no es judío, ahora es un ciudadano universal; se encuentra en América, y ha establecido en los Estados Unidos Su propio gobierno como un preámbulo de la teocracia democrática.  Serán miles los salvados que se habrán habituado a vivir en esa democracia, y que serán constituidos en ciudadanos responsables para el cielo.  Dios bendiga a América.

La mayor prueba de que Dios está en Norteamérica es que yo, quien lo represento, por ser Su hijo y último catedrático de la historia de este siglo, soy de occidente y ciudadano norteamericano.  Por ese hecho tengo la libertad necesaria para ejecutar mi misión.

Así fue como ocurrió todo.  Te he trazado la fatigosa ruta que Cristo recorrió para que tú y yo tengamos libertad y una relativa felicidad aquí y ahora, hasta alcanzar la gran promesa de una felicidad eterna.  Tanto sacrificio ejecutado por Jesús para nuestra bendición debería de ser el acicate que te mueva a nunca abandonarlo y a nunca darle la espalda.

Que así sea, son los deseos de tu hermano y amigo, el Profeta del 2000.

Nota Advertidora:

Querido amigo lector, debo decirte que por inspiración divina o, lo que es igual, por revelación de mi Padre, sé que representantes de nuestra nación están en contacto con los llamados Extraterrestres, que no son otra cosa que ángeles caídos, quienes residen en el fondo del mar.

Nos hallamos ahora ubicados, cronológicamente, al fin de los tiempos; y está por concluir la historia y el cumplimiento de la profecía.  Todos los habitantes del planeta Tierra tendrán que decidir con quién finalmente habrán de hacer filas:  si con Lucifer y los suyos o con Cristo y los de Él.  Para hacer filas con Dios es menester creer en Cristo y Su Palabra; además de, claro está, seguir Sus instrucciones, sobre todo en la hora final de este mundo.

Cuídate de los extraterrestres que nos visitan, que son los que van a generar el desalojo de este planeta; acción esta que le llaman Evacuación, y en los círculos religiosos Rapto Secreto.  Contrario a eso, el bando legítimo (Cristo, en Su segunda venida) se manifestará súbitamente (Mateo 24:44) —no sin antes presentar un claro panorama de deslumbrante luz y gran despliegue, que todos podremos ver al instante en que seremos preparados para entrar en esa nueva dimensión—.

Estás, quieras o no, ante el final de un conflicto donde no se pide ni se da tregua.  Enfrentemos el asunto, pues así está escrito.  ¡Qué paradoja!,  Estados Unidos es el último escenario del pueblo de Dios, y es, además, por su conformación económica y tecnológica, un anhelado bastión en esta guerra.